Historias de vida

Pangea es el documental producido por SOS Racismo Gipuzkoa y dirigido por Maitena Salinas para el evento del 23 de octubre. Si el punto de partida del acto era el reconocimiento a las personas inmigrantes, el que la sociedad de llegada reconozca a la persona extranjera como una interlocutora igual y válida, la proyección de este
documental era el primer paso ese día para ello. Sin pretensión de hacer poesía barata, lo primero para reconocer a una persona es conocerla. Y eso pretende Pangea. A través de cuatro personas con experiencias bien distintas y trayectorias divergentes, nos acercamos a los periplos vitales de Hamza Djebari (Marruecos), Joy y John Jacobs (pareja de Nigeria)y Farid Mustafayed (Azerbaiyán). Cuatro personas que en un momento dado de su vida han hecho una arriesgada apuesta y elección. Especialmente teniendo en cuenta las barreras físicas, políticas, burocráticas y mentales que han tenido que superar en ese recorrido. Han elegido dejar atrás muchas cosas para buscar otros horizontes. Y nos han elegido a nosotros como sociedad receptora, a veces de acogida, para llevar a cabo su proyecto. Qué menos que reconocer tanto esfuerzo.

1 El viaje.

Hamza Djebari (Marruecos) Cuando vine debajo del camión tenía 15 años. En ese momento no sabes lo que hay al otro lado de la frontera. Tú tienes unos sueños, sabes cosas que te ha contado la gente, tienes miedos, sientes curiosidad, no sabes si vas a llegar. Son sentimientos muy fuertes. La gente que decide dar este paso lo arriesga todo y hay muchísima que no ha llegado. Sales de noche y tu madre está esperando hasta que vuelves por la mañana. Hasta que llega un día en el que no estás. Cuando llegué, lo primero que hice fue llamarla y avisarla. Le resultó muy duro y me rogaba que regresara pero yo ya no quería volver.

John Jacobs (Nigeria) Hemos venido desde Benin City, Nigeria, a buscar un futuro mejor. Estuve en Madrid unos cinco años y allí conocí a mi jefe, Martín Berasategi, que me ofreció un trabajo en Donostia. Joy Jacobs (Nigeria) Tres años más tarde yo también empecé a trabajar en el mismo lugar y estamos felices porque cuando uno no tiene trabajo no es feliz.

Farid Mustafayaded (Azerbaiyán). Mi viaje empezó con 17 años. He estado en varios países. En uno de esos viajes tuve que venir aquí por quince días con un visado y ya
llevo seis años. Si ahora, con esta edad, estuviera en Azerbaiyán sería completamente diferente. El recorrido de los chicos azeríes suele ser ir al colegio, a la universidad y a la mili. Y al terminar todo eso, se casan. Yo desde pequeño he querido otras cosas. Para mí esta vida sería muy aburrida.

2 Autoctoneando.

Hamza Djebari. El primer lugar al que llegué fue Cádiz, la frontera. Estaba muy cansado, lleno de grasa, asustaba. La llegada es muy difícil, porque no sabes el idioma, ves un mundo diferente y no es lo que tú te imaginabas. Allí la gente se imagina que esto es Las Vegas o algo así

Farid Mustafayed. Soy entrenador y además trabajo en el puerto como gruísta. Como hablo varios idiomas, a veces también me toca hacer de intérprete para los barcos que llegan de fuera. Hablo azerí, turco, ruso, persa, castellano, inglés, francés y estoy aprendiendo euskera.

Joy Jacobs. Tener a mis hijas en España me hace feliz. Si estuvieran en Nigeria sería diferente. Es el caso de mis hermanas. Ellas envían dinero para sus hijas, para pagar sus estudios y mantenerlas. En cambio, tenerlas aquí me hace muy feliz como madre, poder tenerlas conmigo, viéndolas crecer.

Farid Mustafayed. Hecho de menos a mi familia, mis padres, mi hermano. Pero cuando estoy allí también echo de menos esto, me ocurre al revés. Aunque sea de allí. No me imagino mi vida sin cuadrilla. Si estuviera sólo sí que me sentiría alguien de fuera, pero al estar con ellos no, soy uno más.

John Jacobs. Te sientes uno más de aquí, porque todas tus hijas están aquí, estudian y hablan euskera. Estás tan integrado como una persona autóctona más, aunque en tu corazón sabes que eres un inmigrante. No tienes que comportarte como un extranjero, tienes que estar ahí siempre para que te cojan cariño. Cuando te dan cariño es cuando te sientes uno de ellos y no te hacen sentir de fuera. Por eso me he sentido tan bien y decidí quedarme.

Hamza Djebari. Hay momentos muy duros en los que pasas hambre, no puedes ni ducharte, no sabes dónde ir ni qué hacer. Creo que es duro incluso para una persona que es mayor. No puedes imaginar cómo es para un chaval de dieciséis años. Muy difícil.

Farid Mustafayed. En mi cuadrilla por ejemplo, creo que no valoran lo que tienen. Yo vengo de un país en el que no tenemos todo esto y claro, lo valoro. Pero en su caso, al haber nacido con todo ello, en algunos casos no se valora lo que se tiene.

Hamza Djebari. Después de estos cuatro largos años, el 15 de noviembre voy a verles y no sé lo que me espera, pero estoy muy emocionado. Mi madre está contando los minutos, más bien los segundos. Tengo un hermanito que no conozco y otro que al irme era muy pequeño. Ahora tiene diez años. Seguro que hay un montón de cosas que han cambiado. No soy el mismo Hamza de antes. Pero creo que será muy emocionante.

Farid Mustafayed. Cuando trabajé de montador de muebles también me pasaron cosas raras. La verdad es que hace gr acia pero no es gracioso: una vez fuimos a montar un mueble a una casa y nos faltaba una bisagra. Bajé a la furgoneta a por ella y al volver no estaba la dueña de la casa, estaba su madre, una mujer de tercera edad. Entreabrió la puerta y al verme con la bisagra en una mano y el destornillador en otra empezó a gritar ¡no tenemos dinero! y yo tratando de explicarle que venía a arreglar la puerta. Al bajar a la calle ya había dos guardias municipales esperándome. Les di las herramientas y les dije que la cambiaran ellos y me marché.

3 Extranjerizados

John Jacobs. Creo que las leyes de extranjería se han creado para dificultar la llegada de extranjeros. Para conseguir un permiso de trabajo y residencia has de ir a tu país para traer un certificado de antecedentes penales. Y ya sabes que una vez salgas, no vas a tener permiso para volver.

Farid Mustafayed. La parte negativa es la referida a la nacionalidad. Al no tener la nacionalidad española no puedo competir con la selección de lucha. Tras conseguir el permiso de residencia, necesitas diez años para optar a la nacionalidad. He tenido problemas con una orden de expulsión y ahora acabo de renovar los permisos. Si he de esperar diez años para la nacionalidad, me pongo en 35 años. Eso para un deportista profesional es la edad de jubilación.

John Jacobs. Te exigen diez años de haber trabajado continuadamente para optar a la nacionalidad. Tuve que esperar tres años para que llegara la tarjeta. Al conseguirla solicité la de mi mujer y se denegó. Vuelta a empezar otra guerra.

Farid Mustafayed. Me cabrea mucho que no me dejen competir por una cuestión de nacionalidad. Me obligan a tener una nacionalidad para poder competir fuera del país, un pasaporte español y me parece absurdo.

4 Solidaridad.

Joy Jacobs. Fuimos a la oficina de información y denuncia de SOS Racismo y Agustín Unzurrunzaga nos ayudó a presentar el recurso. Un día que estaba trabajando , él me llamó por teléfono y estaba cantando por teléfono. Al preguntarle qué le pasaba para cantar así, me dijo que me habían concedido la nacionalidad.

Hamza Djebari. Sobre los centros de acogida, hay de todo, depende. Hay algunos que están muy bien organizados, la gente puede seguir unos estudios, tienen las tardes libres etc. Pero hay que otros que son una tortura. No te dejan salir ni hacer nada. Por algunos por los que he pasado no son nada educativos. Por que yo creo que un menor tiene derecho a estudiar y conocer gente. Derecho a vivir. No puede ser que te obliguen a estar en una casa todo el día encerrado.

5 Allá donde fueres… ¿haz lo que vieres?

Farid Mustafayed. Estando en Rusia me preguntaron dónde iba a ir de viaje. Y al contestar que venía a Euskadi, me contestaron que ligara allí lo suficiente porque en
Euskadi no se liga. Me extrañó, pero llegué aquí y ¡me dijeron lo mismo! Me pareció muy raro y además no era verdad. Los chicos de aquí se quejan de que las chicas no
se dejan ligar pero claro, diciendo que quieres ligar ¡ya empiezas mal! La forma de ligar de los chicos de aquí no vale para nada, estando borrachos como una cuba no es
manera…

Hamza Djebari. La verdad es que me encanta este sitio. Vine de casualidad, sólo para descansar por una semana, pero me enamoré de lugar y me quedé una semana tras otra. No me apetece irme a otro lugar. De los dos lugares, me quedo con lo mejor de cada uno. De aquí, la manera más abierta de relacionarte con la gente, sin tener en cuenta si es chico o chica. Y de Marruecos, con el respeto a los mayores y la familia que es siempre lo primero.

Farid Mustafayed. Cuando os digo que aquí todos los chicos llevan al monte a todas las chicas no me creéis ¡pero es así! ¡Al monte o su casa!

John Jacobs. En Nigeria existe una leyenda sobre el mundo que dice que Nigeria es un país pobre pero uno de los más alegres del mundo, porque la gente aunque no tenga para comer, cree en Dios y es feliz. Tienen esperanza de que el futuro va a ser mejor. Y eso hace a la gente feliz, aunque no esté en su tierra.

Farid Mustafayed. Yo no me siento inmigrante. Como soy como cualquier otro joven de aquí, me es difícil decir cómo es sentirse inmigrante. Me han hecho unos favores que no me ha hecho nadie. Ni en mi país. Por eso estoy muy agradecido por lo que me han dado y me siguen dando. Son gente muy amable y cariñosa a los que les digo a todos,
mila esker!

Hamza Djebari. Sí creo que ha merecido la pena. Poco a poco me estoy encaminando. Estoy trabajando gracias a una familia a la que tengo muchísimo cariño y a una mujer que para mí es un ángel. Dicen que hay sólo una madre pero yo tengo mucha suerte porque tengo dos. Ainara para mí es una segunda madre y la quiero muchísimo. Y en Marruecos no tengo hermanas pero aquí tengo dos. Saioa y Amaia, que son muy pequeñitas y con las que juego un montón. Tengo también un medio padre que es Juan, al que quiero muchísimo. A todos ellos un beso muy fuerte y decirles que siempre estaré agradecido a ellos. Son muy buena gente y yo…nunca les olvidaría.

Entresacar:

Hamza Djebari: “Sales de noche y tu madre está esperando hasta que vuelves por la
mañana. Hasta que llega un día en el que no estás. Cuando llegué, lo primero que hice fue llamarla y avisarla. Le resultó muy duro y me rogaba que regresara pero yo ya no quería volver”.

Farid Mustafayed. “Hecho de menos a mi familia, mis padres, mi hermano. Pero cuando estoy allí también echo de menos esto, me ocurre al revés aunque sea de allí. No me imagino mi vida sin cuadrilla. Si estuviera sólo sí que me sentiría alguien de fuera, pero al estar con ellos no, soy uno más”.

Joy Jacobs. Tener a mis hijas en España me hace feliz. Si estuvieran en Nigeria sería diferente. Es el caso de mis hermanas. Ellas envían dinero para sus hijas, para pagar sus estudios y mantenerlas. En cambio, tenerlas aquí me hace muy feliz como madre, poder tenerlas conmigo, viéndolas crecer.

John Jacobs. “Creo que las leyes de extranjería se han creado para dificultar la llegada de extranjeros. Para conseguir un permiso de trabajo y residencia has de ir a tu país para traer un certificado de antecedentes penales y ya sabes que una vez salgas, no vas a tener permiso para volver. Te exigen diez años de haber trabajado continuadamente para optar a la nacionalidad. Tuve que esperar tres años para que llegara la tarjeta. Al conseguirla solicité la de mi mujer y se denegó. Vuelta a empezar otra guerra”.

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