O todos moros, o todos cristianos

O todos moros, o todos cristianos

Raúl Martínez Corcuera. Xenomedia

El aduanero abrió la maleta de cuero gastado, comprobó que ese inmigrante portaba en ella únicamente su pesada tragedia personal, la cerró con mucho cuidado y murmuró, como si no se refiriera a alguien en particular: “Pase, total no creo que le vaya a servir para nada”. Jorge Timossi. (Cuentecillos y otras ilustraciones)

Introducción

En septiembre del pasado año, Telecinco emitía Moros y Cristianos. El programa se caracterizaba por un gran número de invitados, público y espectadores que podían dar su opinión durante más de cuatro horas. Ese día se habló de racismo en todas sus versiones. Del racismo biológico y la supremacía blanca al racismo culturalista y la incompatibilidad de conductas, tradiciones o religiones; del racismo amparado en la crisis económica y social.
Se habló de inmigración y de la extrema derecha en Europa y en España y, por primera vez, un programa de televisión, con altos niveles de audiencia y en horario estelar, era foro de un representante de la extrema derecha.
Hubo discusiones, enfrentamientos, insultos, aplausos, abucheos… Es decir, un reflejo de lo que hay y de lo que puede haber en torno al racismo. Y todo este abanico de discursos y argumentos, que se producen durante todo el programa, nos sirven de excusa para definir y clarificar algunos conceptos y, también, para observar las similitudes con la evolución sufrida por otros países de Europa. En el artículo analizaremos la ambigüedad que a menudo se genera cuando se habla de racismo y antirracismo. Desde visiones contrapuestas, racistas y antirracistas comparten lemas y argumentos como la defensa de la diferencia.
Veremos argumentos típicos de la extrema derecha en Europa cuando niegan el racismo y evitan cualquier adscripción a la violencia. No hay racismo, pero se niegan los derechos de los inmigrantes amparándose en la protección de la cultura y los derechos de los nacionales. No hay racismo, pero niegan la entrada de inmigrantes desde argumentos de invasión y avalancha. No hay racismo pero se considera a Le Pen como representante de lo que algunos quisieran para la política en este país. Hablando de Le Pen, en el programa se mostraron las características del profascismo y el neorracismo contemporáneo. El planteamiento sería ¿cómo identificar estas actitudes? E incluso, ¿cómo combatirlo? Las propuestas finales nos acercarán a la integración como única salida posible a un fenómeno, el de la inmigración, que ha focalizado los discursos políticos en la Europa de las últimas décadas y que va a focalizar la vida política y social de los próximos años en este país.
El presentador de Moros y Cristianos, Jordi González, inicia el programa con la pregunta que centra el debate: si cualquiera de nosotros intentara averiguar su árbol genealógico, seguramente encontraría que tenemos ancestros judíos, árabes, fenicios, celtas, cristianos ¿verdad? Los españoles durante muchísimo tiempo hemos viajado por todo el mundo para intentar una vida mejor. Es decir, se supone que deberíamos estar del todo acostumbrado a convivir con otras etnias, con otras culturas, con otros colores. La pregunta de esta noche es ¿los españoles somos racistas?
A continuación, presenta a los invitados: Antonio Albert, Antonio Álvarez Solís y Pepe Rodríguez por el sí, junto a Juan de Dios Ramírez Heredia, Presidente de la Unión Romaní. Por la postura España no es racista encontramos a Ricardo Saenz de Ynestrillas, Secretario general de Alianza por la Unidad Nacional, con Carmen Alvear, Emilio Buale y Anna Grau.

Racismo y ambigüedad

Ramírez Heredia, a la pregunta ¿por qué España es racista? observa en España un ascenso del racismo y la xenofobia similar al europeo y describe un fenómeno preocupante y complejo. Una primera cuestión que podemos destacar del programa es esta complejidad y ambigüedad del racismo.
El racismo afirma diferencias y esencias que justificarían y legitimarían una posición jerárquica. Así, categoriza las victimas: negros, judíos, árabes, mujeres… y aporta una visión catastrofista. El racismo crea una doctrina coherente que lo explica e interpreta todo. Habla de jerarquía vista desde una superioridad y bondad de lo propio; diferencias físicas, morales o intelectuales…; transmisión hereditaria de las diferencias físicas; o la ‘ilusión de uniformidad’: cuando se ha visto a uno se ha visto a todos.
El antirracismo tambien afirma la diferencia, pero desde la heterofilia y la riqueza que implica la diversidad. Su lema es ‘igualdad en la diferencia’ instando a un mundo heterogéneo. Por tanto, racismo y antirracismo intercambian palabras, valores, normas y argumentos desde perspectivas totalmente contrapuestas. Cuando SOS Racisme lanzó su lema No molestes a mi amigo, el frente nacional belga proclamaba ‘no molestes a mi gente’ en campañas de autodefensa de los belgas para la protección del derecho a la diferencia. En abril de 1985 François Brigneau proclamaba en la revista Minute ‘evitar los mestizajes no para conservar la superioridad de la raza a la que pertenece sino su diferencia y su originalidad, para transmitir fielmente lo que he recibido (…) mi hostilidad al cruzamiento no procede del racismo’.
La ambigüedad genera extraños compañeros de cama. En el programa Moros y Cristianos, discursos racistas y antirracistas coincidieron en el mismo banco. Quienes reconocen el racismo en España inciden en la necesidad de abordarlo y situarse en su contra. En el banco que propugna una España no racista, las posturas son múltiples. Ricardo Saenz de Ynestrillas, representante de la extrema derecha, niega el racismo pero presenta la necesidad de exclusión de los inmigrantes en razones socioeconómicas, de incompatibilidad cultural y de tradiciones con quienes están llegando. Junto a él, Emilio Buale, inmigrante integrado en esta sociedad y que nunca ha sufrido situaciones de racismo; Anna Grau, periodista que niega la generalización del racismo en la sociedad; y Carmen Alvear, más compleja de definir, cuyo primer argumento contra el racismo es que España no es racista porque va contra mis convicciones e iría contra la memoria histórica de España y Bartolomé de las Casas.
La dificultad de ubicación se muestra cuando, tras tres horas de programa, el conductor y algunos contertulios le comentan a Anna Grau va siendo hora de que cambies de banco al incidir ella en la existencia de racismo cuando en esta sociedad a un blanco se le concede el beneficio de la duda mientras a un negro se le pretende un certificado de buena conducta.

Extrema derecha. Negación del racismo

El investigador francés Wieviorka presentaba, en su texto El espacio del racismo, argumentos racistas básicos: ‘no somos racistas, pero…; la diferencia es amenaza; invasión y demografía galopante; se quedan nuestros trabajos y nos echan de nuestro barrio; usan y abusan de las ventajas sociales; no pagan impuestos. Trafican con droga y todos son delincuentes. Además, no respetan nuestra cultura y costumbres; no hablan nuestro idioma’. En fin, un completo cuadro ideológico de interpretación.
Uno de los aspectos más interesantes del programa resulta la presencia de Ricardo Saenz de Ynestrillas. Representante de la extrema derecha, lleva aprendidos todos y cada uno de los argumentos y recupera, en forma y contenido, el discurso más básico de la extrema derecha europea, iniciada tras el auge de Le Pen en las elecciones francesas a mediados de los ochenta.
Son múltiples las intervenciones de Ynestrillas y se ha de desentrañar cada argumento. Una primera enumeración destacaría: negación del racismo y supuesto alejamiento de grupos que se reconocen de extrema derecha y utilizan métodos violentos; apoyo y reconocimiento a Le Pen como representante de las nuevas propuestas de la extrema derecha en Europa; uso demagógico y pasional del lenguaje; o la crítica a la democracia y denuncia de sus valores.
Argumentos ya enumerados por Allport, en su texto La naturaleza del prejuicio, al describir el profascismo: supremacía blanca; aversión a lo foráneo; nacionalismo extremo siendo el propio el país privilegiado; simpatía por otros fascismos; sistema unipartidista totalitario: un pueblo, un partido, un estado; oposición a la democracia por decadente. Los secuaces profascistas son descritos como autoritarios, fracasados e incultos que buscan lo económico y reciben promesas vagas y extravagantes.
‘Racismo’ es un término largamente desacreditado por su contenido emocional negativo. Ningún movimiento lo defiende o se reconoce como tal. Esconde realidades complejas ya que no existe una extrema derecha única y homogénea. Así se plantea en el reportaje inicial del programa, cuando destaca la proliferación de los cabezas rapadas en Europa mientras sus líderes se mantienen en la sombra haciendo difícil su control y desarticulación.
La desacreditación del concepto racismo implica que Saenz de Ynestrillas niegue en todo momento su adscripción racista. Esta situación se reiterará toda la noche y ya aparece en su intervención a la pregunta inicial ¿por qué España no es racista? Ynestrillas responde España ha demostrado a lo largo de la historia que no sólo no es racista sino que es un país perfectamente hospitalario, perfectamente generoso y muy abierto a los demás. Lo que ocurre es que comportamientos que a menudo se ven como comportamientos racistas, no son sino un afán de proteger, un intento de proteger a lo español lo primero, y no es sino un derecho que las naciones tienen para exigir a sus estados y que los ciudadanos, desde luego, pueden exigir en sus propias naciones: la prioridad ante cuestiones tan fundamentales como el trabajo y la vivienda.
Busca el apoyo en la historia y las tradiciones, es decir, en la esencia de la sociedad, para asegurar que se trata de un país hospitalario, generoso y abierto. Destaca el tono de discurso que ofrecerán muchas de sus intervenciones. En la primera parte del programa son calurosamente aclamadas por un sector del público que posteriormente parece descubrirse como grupo de incondicionales acompañantes de Ynestrillas.
Niega su racismo disfrazándolo de un nacionalismo de defensa y protección de lo propio. Sólo importa el propio país y sus ciudadanos son los primeros en los derechos a trabajo o vivienda. Este discurso, supuestamente vanal, esconde un primer prejuicio: los inmigrantes se quedan con el trabajo y la vivienda de los nacionales.
La negación del racismo implica el aparente alejamiento de grupos que manifiestan abiertamente su racismo y aversión a los inmigrantes con ataques verbales y manifestaciones de violencia. Jordi González introduce las imágenes de un reportaje señalando que contravienen la ley. El informe se inicia con la pregunta ¿cuales son vuestros ideales? El nacionalsocialismo, una Europa blanca y fuerte unida, el poder blanco ante todo y la unión del pueblo español. Hay que limpiar la ciudad de yonkis, de punkis y de ‘sad’, de policías, de inmigrantes ante todo. De gente que nos está quitando los puestos de trabajo.
La respuesta de Ynestrillas es definirlos como grupos de gente marginal, de sectores sin importancia. Según informes policiales no pasa de los mil, no responden a ideología política. Hacen delincuencia, asaltos y utilizan lemas que son encomiables, enaltecimiento de una nación que es gritar ¡viva España! Junto a un montón de estupideces que sólo un mentecato marginal puede sugerir. (Aplausos)
Posteriormente se reincide en la cuestión a partír de una intervención de Álvarez Solís: si según el Ministerio sólo son 2.300 ¿qué puede haber en el sustrato social para que esa gente pueda provocar convulsiones? Ynestrillas matiza que no hay intranquilidad social, y que sólo se trata de una explotación morbosa de los medios de comunicación.
Anna Grau responde que no,* que esa intranquilidad pone como referente político la ultraderecha que tú representas*. Ynestrillas expone que está equivocada, que *(…) nos carguéis un sanbenito que sabéis que para el pueblo es rechazable. Entonces utiliza a una minoría de dos mil personas, cogen la subnormalidad correspondiente para echarnos encima a los que defendemos una opción distinta que es la defensa de la nación de tu pueblo y el bienestar social de sus ciudadanos porque no tenéis otra forma de rebatirnos, salvo decir que nosotros y esa basura que sale ahí son (por somos) lo mismo. *(Aplausos)
Un nuevo discurso que, conscientemente, aglutina varios mensajes: negación del racismo ya que se reconoce un argumento rechazado socialmente del que han de huir; reiteración del argumento no somos racistas, pero es necesario proteger lo nuestro; y acepta que la entrada de inmigrantes hace peligrar la nación y el bienestar social de los ciudadanos.

No es racismo, es protección y defensa de lo propio

El nacionalismo protector es argumento recurrente en la defensa del bienestar social de los nacionales frente a un supuesto ataque o invasión provocado por la llegada de inmigrantes. El discurso no es nuevo en Europa ya que, las técnicas esenciales de avance del Frente Nacional francés fueron, entre otras, la explotación política del sentimiento de crisis de identidad; la recuperación polémica de valores nacionales y términos de patria, nación y raza; y la jerarquía de sentimientos: amo más a mis hijos que a mis primos; a mis primos que a mis vecinos; a mis vecinos que a los desconocidos; y a los desconocidos más que a los enemigos. Se enarbola el originariamente lema antirracista de derecho a la diferencia negando toda acusación racista. Se trata de una recuperación de los fantasmas arcaicos y el culto a la personalidad: ‘él (Le Pen) dice en alto lo que todos vosotros pensáis en bajo’, atribuyéndose ser base y conciencia de la sociedad
Ynestrillas recupera el argumento cuando una invitada del público, inmigrante cubana, habla de defender a su hijo. Ynestrillas apunta (ella ha dicho) lo primero es mi hijo y después todo lo demás. Eso es lo que yo quisiera para España y luego, todo lo demás. Álvarez Solís señala que en la historia siempre hay racismo cuando la sociedad tiene miedo e Ynestrillas refiere no es racismo, es protección y miedo a una pérdida de identidad. Es el discurso básico de amparo en las pulsiones más básicas y emotivas del ser humano
Su base argumental recupera las propuestas de Maurras, autor francés del siglo diecinueve, cuando establecía que la sociedad no es una asociación voluntaria sino un agregado natural. No elegimos nuestra sangre, ni patria, ni lenguaje, ni tradición. Nuestra sociedad natal nos es impuesta. Se ama Francia sobre otros países y sobre los enemigos internos. Es la concepción nacionalista que excluye lo extranjero porque lleva a la decadencia.
El argumento de protección reaparece más clara en otra intervención de Ynestrillas. Anna Grau muestra que el problema está en los políticos irresponsables (…) cuando no encuentran soluciones a cuestiones como el trabajo se inventan una víctima y culpan a los inmigrantes. Antonio Albert matiza, no es reparto de riqueza sino de excluir de ese reparto de riqueza a unas personas que tienen el mismo derecho a tener parte de esa riqueza.
Ynestrillas rápidamente responde: el mismo derecho, no. En tu casa tiene más derecho tu mujer y tus hijos que el ser que está enfrente porque en una casa están los recursos limitados. En España tenemos ocho millones de pobres, no hay viviendas para todos. Antes de arreglar los problemas del tercer mundo trataríamos de buscar en nuestro país. Qué es más justo y más ecuánime, lo que dice este sistema tolerante, abierto y maravilloso que entre todo el que quiera a nuestra casa y que se busque la vida, es decir, el que les asegura la conversión en esclavos y que se convierte en gente que anda por la calle hechos unos desgraciados, gente a la que los empresarios sin escrúpulos van a oprimir, gente que va a pasar hambre y necesidades y gente que no va a tener más remedio que delinquir. Eso es más positivo para el tercer mundo que decir, señores, vamos a arreglar el problema del tercer mundo en su país, vamos a enseñarles cómo se planta el trigo… (aplausos del público)
Nuevamente un tono de discurso que concluye con fuerte salva de aplausos de una parte del público. Nuevamente una intervención que mezcla argumentos presentados como causales. Recupera la defensa y bondad de lo propio rechazando el derecho de los que llegan de fuera. Los inmigrantes no tienen derechos cuando, supuestamente, se atacan los derechos de los nacionales. Relación causal de los ocho millones de pobres y la falta de vivienda a la inmigración.
Ynestrillas ataca el antirracismo desde un tono paternalista e irónico que, mediante la reiteración, trata de presentar las pretensiones antirracistas como utópicas. Están a favor de un sistema tolerante, abierto y maravilloso, es decir utópico. En el mismo discurso y sin apenas tomar aire presenta la imagen del inmigrante que llega: siempre es gente que anda por la calle hechos unos desgraciados, gente que va a pasar hambre y, por tanto, siempre va a delinquir. Ëste es el peligro de ciertos argumentos: dar por sentado una serie de supuestas verdades que se incorporan en ciertos discursos como relación causal. Frente a la utopía ellos promueven actuar desde la realidad. Arreglar el tercer mundo.
Más tarde, Ynestrillas recupera el mismo argumento incluyendo un nuevo elemento:* en España tenemos problemas muy graves, dos millones y medio de parados, ocho millones de pobres y más de un millón de víctimas del terrorismo de los que el estado no se ocupa en absoluto y, sin embargo, sí que crea multitud de ONG’s con subvenciones estatales para tratar de hacer demagogia fácil y tolerante de ocuparse del pobrecito inmigrante. De las víctimas del terrorismo no se ocupa nadie.*
Es el argumento final, un tema original de la extrema derecha española. La idea es la misma: buscar el argumento emotivo que más preocupe o duela a la sociedad y utilizarlo en beneficio propio. ¿Qué emociona y auna más a la sociedad? Hoy, sin duda, el terrorismo. Reitera situaciones conflictivas y se relacionan con la inmigración. Los malos políticos no se ocupan de las víctimas del terrorismo y, sin embargo, las ONG reciben millones y millones de pesetas para demagogia fácil. Además, paternalista, pobrecito inmigrante. Y con ataques demagógicos desde el uso fácil y grotesco de las víctimas del terrorismo de las que no se ocupa nadie.
La negación del racismo incluye, además, la negación de las acciones racistas explicadas desde la crisis económica. Ynestrillas explica la tendencia a extrapolar las cosas por que cuando se expulsa de un trabajo a un blanco lo echas por gandul. Si echas a un negro, dicen que has echado a un negro. Hay gente a la que no puedes decir nada porque enseguida te utilizan el arquetipo de racista. A continuación, Álvarez Solís habla de las ordenanzas de Carlos III que prohibía ingresar en la armada a murcianos, gitanos y gente de mal vivir, Ynestrillas apunta ¿a que nadie ha pensado que es racismo lo de los murcianos? ¿A que no?

No es racismo, es que son muchos. Números, números, números.

No somos racistas, pero es que vienen muchos, es otra fórmula de negar el racismo. Alguien del público señala que en este país no hay racismo, el problema es la inmigración incontrolada que este país no puede absorber ni cultural, ni tradicional, ni económicamente (aplausos) Ésto es lo que no se ha discutido (…) Aquí el problema se crea cuando empieza a venir una serie de gente, el empacho que un país no puede metabolizar. La comparación con el fenómeno Le Pen. Aquí jamás se ha dicho que hay que echar a ningún emigrante. Aquí no se ha dicho que sean malos. Lo que se ha dicho es que son demasiados y que como sigan apareciendo, los problemas en este país van a ser inmensos (…) la estructura social del país va a quedar completamente deshecha. Ese hubiera tenido que ser el debate.
Una de las características del racismo es el uso demagógico de argumentos. Se relacionan cuestiones como si fueran verdades absolutas y sin posibilidad de discusión. La dificultad del antirracismo es demostrar que todos y cada uno de esos argumentos son falsos.
Hablar de inmigración incontrolada, moviéndonos en parámetros del 1% de inmigración total, es ridículo en términos demográficos. Ramírez Heredia recuerda el discurso de Giscard D’Estaing en torno a la llegada de inmigrantes calificándolo como uno de las acciones más racistas que puede recordar. Giscard d’Estaing fue presentado por ciertos autores como ideólogo de la separación cuando en el Magazine de Le Figaro del 21 de septiembre de 1991 titulaba ‘Inmigration ou invasion’ hablando de una invasión africana. Defiendía que los extranjeros deben conservar su cultura y sus valores, al igual que a los franceses expatriados no se les debe imponer la integración. Proponía la nacionalidad por derecho de sangre si nace de padre o madre franceses como en los ‘grandes países europeos’.
La imposibilidad de convivencia sustituye el racismo biológico más duro y rechazable por el miedo a la pérdida de identidad, de la cultura propia y las tradiciones. Es el racismo culturalista. No hay cuestiones concretas a discutir.
Sobre el temblor de los cimientos de la estructura social. ¿Cómo explicar que este país roza el crecimiento cero? ¿Cómo explicar que la sociedad española está envejeciendo de manera imparable y que no hay niños y jóvenes? ¿Cómo hacer entender que la vieja Europa está viviendo la misma situación? ¿Cómo mostrar que los gobiernos europeos son conscientes de falta de mano de obra y la necesidad de entrada de inmigración?
Otro asistente del público se da a conocer como Eduardo Ballena, alias el facha. Justifica la falta de racismo en España en que los jóvenes no quieran hacer la mili, un país racista necesita ejército. Pero a la primera de cambio aparece el exceso de extranjeros: soy vecino de Fraga, un pueblo de 12.000 habitantes, y de golpe y porrazo aparecieron 800 extranjeros y se hizo imposible la convivencia.
Habla de roces en la discoteca que desencadenaron en enfrentamientos. Su justificación es 800 tíos deambulando. Yo estoy a favor de ellos. Alguien tenía que haber venido, darles de comer o algún local. Allí no apareció nadie. Iban a una huerta y … A los tres meses se armó un lío. No apareció ninguna institución. Al juicio sí que vinieron las instituciones. Yo racista no lo soy… *(Jordi González contesta *no, ya se ve que no lo es)

¿Tampoco es racismo? La raza y el racismo biológico

El habitual recurso al término raza radica en su simplicidad. Se inicia por el ascenso del darwinismo, se dividen las especies en razas y hay fascinación por la pureza; admiración por la herencia familiar y mantenimiento del grupo; economía y sencillez de la apariencia apoyada en la categorización y su jerarquía. La simplicidad de lo visible se hace manifiesto en rasgos como el color de la piel; la expresión facial; el habla o el vestido; prácticas religiosas; nombres.

Esta simplicidad y facilidad de uso fue combatido por la UNESCO a través de las cuatro declaraciones sobre la cuestión racial de París en 1950, 1951 y 1967 y de Moscú en 1964. UNESCO destacó las causas económicas y sociales del racismo escondidas en lo biológico. Pureza de raza desde una pureza sanguínea y creencia en diferencias innatas que implican una jerarquía. El racismo biológico es una doctrina y pretende que la conducta de un hombre está determinada por caracteres hereditarios estables derivados de troncos raciales distintivos.
Las cuatro declaraciones destacaron como conclusiones más importantes que todos los hombres pertenecen a la misma especie; las semejanzas entre los hombres son mayores que sus diferencias; por error en uso es preferible no utilizar el término raza; inexistencia de base científica del racismo; todas las razas son híbridas.
Otras conclusiones a destacar señalan como los problemas de relaciones raciales son de origen social y no biológico; el racismo encuentra siempre nuevas estratagemas para justificar la desigualdad de los grupos; se han de buscar las causas del racismo en la economía y lo social con desigualdades de poder y propiedad: empleo, vivienda, vida política y educativa, justicia… El racismo tiene efectos acumulativos.
Tras cuarenta años de estas declaraciones, aún existen dificultades de definir el racismo, confusiones a la hora de utilizar ciertos términos y personas que mantienen la creencia de superioridad racial blanca. En el programa, un invitado del público, José Sánchez, reconoce una España que no es lo suficientemente racista, y la respuesta es un inicio de aplausos.
Es el racismo biológico en sus aspectos más clásicos. Yo soy blanco, estoy orgulloso de ser blanco, de pertenecer a la raza blanca. Es la auténtica raza que domina este planeta y que es suyo. La raza blanca es la que manda aquí, la que lo domina todo y el resto de razas lo que hacen es imitarnos. Se dan cuenta que somos superiores y nos imitan. Pero no pueden evolucionar como la blanca porque ya estamos arriba (…) Tengo un taller y las únicas personas que me han creado problemas de cobros, problemas de no cumplimiento, problemas de decirme una cosa y después, ya que estás aquí, me vuelven loco sólo los negros y los amarillos. (silbidos)
Un uso de la raza, un racialismo, igual al que por primera vez fuera utilizado en 1684 por Buffon: clasificación jerárquica de las culturas; sociabilidad y racionalidad frente a los bárbaros y salvajes. Buffon establecía tres factores variables de la especie humana: color de la piel, tamaño del cuerpo, fuerza física y relacionaba color y formas de vida como niveles de civilización. El europeo es la perfección y el punto de referencia. El hombre era blanco y los cambios son fruto de la degeneración.
Es el estereotipo en sus máximas consecuencias. Un estereotipo, creencia exagerada asociada a una categoría, que justifica la conducta desde la percepción y el olvido selectivos. Jordi González le pregunta si se ha negado a hacer el servicio pos venta, al que está obligado, a personas negras. Él contesta que se ha debido a que el trato ha sido malo. Jordi dice que eso es imposible porque hasta él mismo sabe utilizarlo. Jorge Sánchez dice usted quita la platina, el negro no. Ante los silbidos que suenan del público, señala que los racistas son los de atrás que silban porque pienso algo diferente. Pepe Rodríguez responde automáticamente ¡Ah!, pero usted piensa, pensar sí, pero, ¿usted reflexiona? La respuesta del aludido es que hay personas que pasan olímpicamente de lo que decimos la raza superior cuando les enseñamos a manejar los aparatos. Es entonces cuando el público inicia los gritos de ¡fuera, fuera! Ramírez Heredia le replica si la cara es el espejo del alma y su cara es la de la raza superior, yo no quiero pertenecer a esa raza superior. Y el conductor del debate ruega que todo el mundo respete las opiniones que aquí se manifiestan.
Obviando semejantes justificaciones, es interesante reflejar en este diálogo cuestiones propuestas desde la postura antirracista. Primera, obviar la estupidez de estos argumentos; actuar con una respuesta espontánea de rechazo al racismo más aberrante; respuestas irónicas de ataque, realizadas por algunos contertulios, en la misma línea de las declaraciones.
Una última cuestión interesante es la petición de Jordi González hacia el respeto a las opiniones que se manifiestan. El planteamiento sería ¿hasta qué punto se han de respetar las opiniones, la libertad de expresión, cuando van contra la ley, la dignidad humana, el honor o el derecho fundamental de no discriminación por sexo, raza, religión? Este debate se ha dado en Europa en torno al derecho de ciertos partidos de extrema derecha a participar en foros públicos.

Le Pen y la extrema derecha en el panorama europeo

España fue un país de larga tradición en gobiernos, partidos y movimientos de extrema derecha que, en la actualidad, se mantienen en un discreto segundo plano por razones de historia todavía fresca y reciente y por circunstancias del panorama político electoral de los últimos años.
La extrema derecha se caracteriza por heterogeneidad de programas, fascismo, tradicionalismo y nacionalismo. Sus valores son amor a la patria y reivindicación de un poder fuerte. Plantea estar fuera del sistema de partidos rechazando la conquista electoral del poder. Se apoya en grupos de acción directa, partisanos de la violencia y son hostiles a las elecciones.
La extrema derecha resurge con fuerza en Europa recuperando aspectos similares. En Alemania, el Partido Republikaner se sitúa contra la corrupción, el aborto, la droga, el Islam turco o los refugiados que multiplican los problemas de alojamiento y trabajo. El italiano Partido Autónomo (PA) se lanza contra inmigrantes del tercer mundo culpables de propagar el sida, traficar con drogas y ser fuente de inseguridad y delincuencia. En marzo, en 1990 en Milán se lanzan panfletos con cruces gamadas y el arzobispo de Rávena declara que Europa se está islamizando y la convivencia es imposible. En el Reino Unido, el Frente Nacional se une contra la gente de color y su invasión. En los Países Bajos, el Centrumpartij atiende a los miedos de la inmigración por su poligamia, canibalismo y guerra de etnias. En 1989 se unen al original lema de la extrema derecha: Holanda para los holandeses.
En Dinamarca encontramos grupos que obtienen apoyo mediático con la conmemoración del centenario de Hitler y muestran un marcado orgullo nazi que busca una Dinamarca limpia de inmigrantes. En Noruega, el Fremskrittspartiet propone el freno a inmigración y refugiados. En Suiza, desde 1961, la Acción Nacional defiende el control del número de inmigrantes. En Austria, el Freiheitliche Partei. El Vlaams Block y el Frente Nacional en Bélgica con cruzadas contra la inmigración, contra la invasión extranjera; se propone la solución final mediante el reenvío de extranjeros en varias fases; acaba con la política tradicional. Son causa de todos los males: el paro, la criminalidad, el SIDA, la droga…
Un panorama poco tranquilizador en el que Francia es caso paradigmático del ascenso de la extrema derecha en la última década con Le Pen. Le Pen se presenta en las presidenciales de 1974 obteniendo un 0’62%. A pesar de la unión de la extrema derecha en torno al Front National en las legislativas de 1978 apenas obtienen el 0’29% de votos. Ideológicamente se revuelve en los arcanos de la ultraderecha y se reencuentra la desigualdad, el racismo, el elitismo… Los primeros ochenta fueron un periodo de crispación en la opinión pública y los inmigrantes serían la cabeza de turco del paro y la inseguridad, entrando como sujetos en el debate político. Francia toma conciencia de la crisis socioeconómica y una sociedad desencantada busca hombres providenciales y recurre a la lógica del chivo expiatorio. Se busca un cambio social y se cae en una ruina ideológica y un retorno a las viejas creencias tribales.
Se inician alianzas puntuales con otros grupos de derecha y extrema derecha iniciando la salida de las cenizas. En enero de 1984 Le Pen y el Front National entran en el barómetro de popularidad mensual y en febrero es invitado a participar en un programa de televisión quedando consagrado como hombre político y reforzando su imagen aún cuando no llegaba al 3’5% en la intención de voto. En junio de 1984 alcanzan los dos millones de sufragios.
1989-1991 es un nuevo periodo de travesía por el desierto. Cuestiones como el pañuelo relanza la extrema derecha en el debate político con la inmigración e integración como temas hacia una conquista progresiva del poder. Se ataca la política y los políticos como corruptos.
Le Pen y la extrema derecha en Francia aparecen en varias ocasiones. Pepe Rodríguez introduce el miedo que le producen las encuestas que dicen que un 18% de la población votaría a Le Pen. Ynestrillas responde que esa es su opinión y que Le Pen tiene casi seis millones de votos en Francia, que vienen de sectores de la clase media, de la clase media baja.
Ante el proceso Le Pen, el argumento de Ynestrillas es reiterativo y parte del cada vez más elevado número de votantes el número de franceses intolerantes va creciendo de una manera pasmosa. Usted acaba de llamar a seis millones, prácticamente, de franceses, intolerantes y xenófobos. Ellos no proceden de un sólo sector social y usted lo sabe. No proceden de una única ideología política y usted lo sabe, sino de varias, de lo más variado de la clase media y baja francesa, de la clase trabajadora y que no tienen ningún tipo de planteamiento demagógico como sí que tienen ustedes los políticos profesionales, sino gente que se preocupa realmente de los problemas de su pueblo, y gente que lo padece. Yo me niego a pensar que, de repente, de la nada, haya seis millones de intolerantes con un montón de odio a los demás por su color o su raza, se les odia por determinadas actitudes. Los odian cuando defienden el bienestar de su familia. No los odian, simplemente pretenden protegerlas. Yo no he visto nunca ninguna persona que de gente que venga a trabajar, a estudiar, a construir, de gente como Emilio, que lo tenemos aquí sentado, le hayan insultado por ser negro. Hablo de gente coherente y con ideas y con intelecto. La gente se queja de las actitudes o de aquello en lo que convertimos aquella inmigración incontrolada, a esa inmigración masificada. A esa inmigración que constituyen los desarraigados de todos los países y que vienen a España y constituyen guetos porque no tienen más remedio y se convierten en parados. La gente quiere protegerse de eso.
Ya se ha hablado de sus intervenciones-discurso y cómo encadenada cuestiones. Defensa de Le Pen y cómo ha conseguido aglutinar votantes de todos los estratos sociales. Los otros son demagogos y no sus líderes, gente que protege y se interesa por su pueblo. Economía y protección justifican la discriminación en todos sus aspectos, entre otros la expulsión. Ynestrillas recupera enumeraciones causales: la inmigración llega en masa, todos son desarraigados, todos vienen a España en guettos y se convierten en parados.
Para Ynestrillas, los argumentos de Le Pen no son racismo (el racismo no existe para la extrema derecha) es nacionalismo, porque ser francés pueden ser de color o magrebíes como los tiene él. Argelinos muchos de ellos. Y no los rechaza siendo franceses. Se llama nacionalismo que es lo que es él. Defensa y protección de lo propio

Extrema derecha y la solución final

Ramírez recoge algunas de las propuestas ofrecidas por miembros de la dirección del Front National, como la manera de librarse de tres millones de inmigrantes de Francia. (Ynestrillas pregunta lo de los aviones, ¿no?) poniendo doscientos inmigrantes en cada avión y enviando seis aviones diarios durante tres años. El tema de la expulsión no es nuevo aunque Ynestrillas no considere oportuno hacer uso en este país de semejante argumento, todavía.
Aparece en múltiples discursos de la extrema derecha y es llevado a cabo en la práctica por países como el nuestro, sin ir más lejos en los últimos meses. Esta propuesta fue lanzada por el Vlaams Blok belga a principios de los noventa y ya recogido por Jan Maat, líder de la extrema derecha holandesa al señalar en un discurso de enero de 1994: El Vlaams Vlok quiere transportarlos por avión, pero no les permitirán aterrizar nunca. Es mejor enviarlos por barco y lanzarlos por la borda en pequeñas barcas más allá de la zona de tres millas.
Desde esta visión, los extranjeros son culpables de explosión demográfica irracional; la degradación y polución de las ciudades; han acabado con el oasis ecológico; una polución moral y una degradación de costumbres. En Suiza se planteó el caso: ¿Qué pasa si la población extranjera disminuye en un 25%? Más apartamentos disponibles y baja el precio. Baja la demanda de productos, bajan el precio, y por tanto, mejora la inflación. Disminuye la polución y la suciedad. Baja el funcionariado en un 25%, y este personal cualificado pasa a la industria.
La respuesta fue ¿Quien conducirá los camiones a las cinco de la mañana; quién cuidará a los niños; quién limpiará las calles? Implicaría unas pérdidas brutales para las empresas; perderían capacidad de exportación; y además, ¿quién pagaría los miles de millones por impuestos adquiridos? Aunque quizá la expulsión no implicaría reconocimiento de derechos.

Extrema derecha y antidemocracia

La negación y crítica de la democracia, el parlamentarismo o la política es un argumento recurrente en la extrema derecha. El discurso sobresalta a los invitados y al propio conductor cuando la relación causal de argumentos degenera hacia una crítica a la democracia. La doctrina antidemocrática y la negación de la partitocracia aparece primero cuando Pepe Rodríguez recuerda el uso de esos vándalos para los movimientos de extrema derecha e Ynestrillas se pregunta qué quiere decir hablar de grupos de extrema derecha, ¿y los grupos de extrema izquierda quién los utiliza? ¿y el sistema democrático qué utiliza (…) no están definidos. Es un primer avance de su discurso antidemocrático que se hace manifiesto más adelante.
Tras una pausa publicitaria, Ramírez Heredia señala que la lucha contra el racismo ha de ser demócrata. La respuesta de Ricardo Saenz de Ynestrillas, entre la ignorancia y el carácter antidemocrático de sus propuestas, señala ¿porqué sólo es una lucha de los demócratas y no de los republicanos? ¿porqué diferencias en función del sistema político?
Es la excusa para iniciar su alegato antidemocrático: Yo soy tan demócrata que pienso que éste que nos venden como democracia no es más que la manipulación de la gente para, al final, ser una dictadura. Jordi González llama la atención a Ynestrillas Ricardo, el tema de esta noche es si España es o no racista. Aquí no discutimos la democracia porque es un tema que no hay que discutir. Ynestrillas continúa su discurso reiterando su afán democrático yo, que me considero un demócrata, y no de la democracia que nos venden porque no creo que lo sea, no soy racista y creo que hay que luchar contra el racismo por el bien de España.
La antidemocracia se hace explícito cuando Anna Grau le espeta: cada vez que dices demócrata sueltas un tonillo desagradable, llevas toda la noche llamando intolerante al vecino. Yo creo que tu visión de la tolerancia e intolerancia es tan simple como tolerante lo que me gusta e intolerante lo que no me gusta. Cuando tú dices fuera los inmigrantes di claro que estás defendiendo la xenofobia. Cuando tú dices que las otras razas son… di claro que eres racista, porque sino… Dilo claro que asumes un planteamiento antidemocrático y fascista. (Ynestrillas dice que no lo asume porque no es verdad) No lo dices claro porque no te conviene, porque tú te aprovechas de a río revuelto, ganancia de pescadores del miedo de una sociedad para llevarlo a tu molino.
Se inician fuertes aplausos a Anna Grau. De fondo, muy diluida, la voz de Ynestrillas intentando su último recurso de justificación No es verdad, tengo amigos de todas las razas, tengo amigos de todas las ideas y no rechazo a ninguno de ellos por su raza o su cultura.

Contra el racismo, integración

Ante la reiteración del discurso de Ynestrillas en torno a los ocho millones de pobres, Pepe Rodríguez desmonta el argumento de culpabilidad de los inmigrantes, aunque sólo sea por razones numéricas, ya que sólo han llegado de momento setecientos mil. Ynestrillas reconoce entonces que yo no digo que expulsarles sea el problema. Pepe Rodríguez señala que es una actitud de posibilidades económicas, cuando en Francia había pocos inmigrantes, no había problemas. Cuando llega la recesión, la parte más frágil, más vehemente…
Antes de acabar su intervención, Ynestrillas incide en la inexistencia del racismo y propone una necesidad de protección del individuo cuando los trabajadores temen porque sus hijos no pueden comer, empiezan a preocuparse porque ellos no tienen trabajo y a determinados sectores, por pertenecer a una raza determinada, se les facilita trabajo y vivienda. Y dicen, ¿por qué si yo he nacido en Francia y mi familia ha nacido en Francia y ha construido esta sociedad porque no les dan la misma facilidad para obtener vivienda?
La respuesta parte siempre de una situación social conflictiva que se transforma en una cuestión étnica. Se niega la entrada de inmigrantes y todos sus derechos. Christian Jelen explica la explotación de los inmigrantes en su necesidad de estar en el mercado de trabajo; su capacidad de trabajar muy duro; o la realización de horas extras por salarios mediocres. Sin embargo las propuestas de acción no sería la expulsión o la culpabilización de la víctima. Si los salarios son miserables y no están en la seguridad social, la causa está en la situación económica y los culpables son los empresarios que explotan esas circunstancias.
En otros países se lucha por la integración desde organismos específicos como el Alto Consejo de Integración Francés que establecía la necesidad de unas condiciones básicas en la lucha contra la exclusión y precisa condiciones iniciales de socialización e inserción económica. Así se ha de eliminar la insalubridad, la sobreocupación y la inseguridad; un control .
Álvarez Solís incide en la culpabilización de la víctima: nos defendemos buscando una víctima a la que transferir ese miedo (…) se ha de montar un sistema de participación e Ynestrillas resalta sí, claro, no darles trabajo, ni seguridad social, explotarles pagándoles la mitad, que mendiguen por las calles… La cuestión es nuevamente quién es el culpable, quién da trabajo, quién ha de apuntarlos a la seguridad social, quién les explota y por qué siempre concluye sus argumentaciones diciendo que todos los inmigrantes mendigan por las calles.
En el mismo hilo de la conversación, el presentador lee un correo electrónico llegado al programa en el que se recogen una serie de datos: menos del 1% de trabajadores inmigrantes (Ynestrillas señala que son los que están dados de alta); el paro en este colectivo de inmigrantes está entre el 20 y el 25%; por cada inmigrante en España hay tres emigrantes españoles en el extranjero. Ramírez Heredia señala que son datos reales que no admiten réplica, pero Ynestrillas matiza Sí, si que admite réplica. Yo no estoy diciendo que estén quitando el trabajo porque está el tópico, que están ocupando los trabajos que los españoles no quieren. Está, que la seguridad social, a base de mucho trabajo nuestro ha conseguido que tenga unas condiciones salariales dignas. Ellos, que vienen del hambre, aceptan condiciones salariales que son una barbaridad. No es que los españoles no quieran esos trabajos, es que los españoles no trabajarían en las condiciones infrahumanas que les hacen trabajar *(aplausos)
La etnización de los conflictos socioeconómicos es el discurso emotivo que más fácil cala en el electorado y así ha sido explotado en numerosas ocasiones como cuando Le Pen escribió una carta a los habitantes de Montfermeil el 20 de diciembre de 1989. Una ciudad dormitorio a veinte kilómetros de París sin conexión con la ciudad y con altos grados de delincuencia, paro y problemas sociales: ‘habitáis en Bosquets, pagáis impuestos más altos por aquellos que no pagan y los extranjeros que rechazan aceptar las leyes y costumbres de nuestro país’.
La causa de tanta necesidad de protección son los miedos económicos y sociales que se provocan en la sociedad. Un contexto de crisis para los movimientos y lemas de extrema derecha. La causalidad diabólica dispensa de reflejar las causas profundas, enfatizando los instintos más primitivos. En periodos de crisis se carga contra inmigrantes: tres millones de parados serían tres millones de inmigrantes de más. Como señalara Durkheim, ante el sufrimiento se experimenta la necesidad de encontrar a quien imputar el mal y arrojar su decepción. El chivo expiatorio a partir de la crisis. El prejuicio tendría una función instrumental para impedir o detener la entrada de los inmigrantes en la competición. Es un vínculo entre el prejuicio y la posición dominante.
De Lucas describe el discurso racista actual desde lo pseudobiológico y jerárquico a otro culturalista y diferencialista. En el racismo invisible, el extranjero desempeña los trabajos más duros, sucios y peligrosos, los menos cualificados. La situación se hace visible cuando se busca vivienda, instalar a su familia, escolarizarse, ser persona.
La última intervención de Ynestrillas incide en la protección de la cultura propia: *pido que quien forma parte de una nación se asimile con su lengua, su cultura, con su historia, con sus raíces y que si no se asimila, que no construye guetos porque si lo que quiere es venir a España a formar parte de una cultura, que parta de ella, que trabaje y construya, no que simplemente actúe de forma individual egoísta con los intereses a la sociedad a la que pretende exprimir
. Imposibilidad de convivencia y una terrible última frase, consciente o inconsciente, que denota claramente su postura: los inmigrantes siempre vienen a exprimir.

Conclusiones

Múltiples y variadas conclusiones para un debate tan largo que presenta un abanico de temas relacionados con el racismo, la discriminación, los inmigrantes y la convivencia social con una nueva realidad social que en nuestro país no ha hecho sino iniciar su camino. Múltiples y variados comentarios que trataré de resumir brevemente.

  1. Existe racismo en nuestra sociedad y la situación será más conflictiva cuando aumente el número de inmigrantes que van a llegar a convivir en esta sociedad.
  2. Hay un claro rechazo al racismo biológico más aberrante, pero se aceptan muchos discursos ambigüos racistas cuando se habla de pérdidas de trabajo, vivienda, cultura o tradiciones. Sin embargo, se trata del mismo perro y el mismo collar.
  3. La extrema derecha arraiga en Europa y se mantiene latente en nuestra sociedad. Sus argumentos son generalizantes y demagógicos amparándose en la subjetividad y en la emoción y se hunden ante el primer análisis racional. Niegan el racismo yo no soy racista, pero… y lo esconden bajo otras circunstancias: protección, incompatibilidad cultural y económica, invasión…
  4. El racismo siempre busca culpabilizar a la víctima y convertir un problema social y económico estructural en un problema de color de piel o nacionalidad.
  5. El racismo es militante y aparece por activa y por pasiva. La réplica implica actitud igualmente militante. No se habla de caridad o paternalismo, se habla de derechos.
  6. Si no se tiene cuidado, el vanal y supuestamente inofensivo prejuicio puede esconder el inicio de la práctica discriminatoria desde grados de acción negativa: 1.) hablar mal, grado moderno de acción hostil; 2.) evitar el contacto, una segregación sin daño directo; 3.) discriminación entendida como práctica activa de exclusión; 4.) ataque físico con violencia y amenaza; y 5.) exterminación, la manida ‘solución final’ con dos fórmulas históricas básicas como son la expulsión indiscriminada o el genocidio.
  7. La solución no es la expulsión sino la convivencia y el respeto iniciado en el conocimiento mútuo. UNESCO refería contra el racismo modificar la situación social que origina los prejuicios y combatir esas falsas creencias a través de la educación, la mejora de las condiciones de vivienda y trabajo; los medios de información…
  8. Es fundamental el papel de los medios de comunicación para difundir el mútuo conocimiento y la comprensión por su masiva audiencia con grados diversos de educación y nivel social. Los profesionales de la información deben tener una actitud favorable a la comprensión entre grupos y poblaciones. Deben evitarse las imágenes estereotipadas de los pueblos y la ridiculización de los miedos.
  9. Moros y Cristianos se convierte en el primer foro mediático del país que cuenta con la presencia de un líder de extrema derecha para dar a conocer su imagen y su opinión durante cuatro horas de programación en horario estelar. En Francia, Le Pen inició su auge cuando ante cuestiones de inmigración se les da voz en los medios; en Dinamarca inician su auge tras su presencia en los medios en la conmemoración del centenario del nacimiento de Hitler… ¿Deben los medios ofrecer un foro de discusión a la extrema derecha en defensa de su derecho fundamental de libertad de expresión cuando atacan y niegan otros derechos fundamentales del resto de la sociedad?

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