El movimiento de mujeres en el proceso de cambio en África

El movimiento de mujeres en el proceso de cambio en África

Fatoumata Sow
Periodista. Consultora de Mujeres y desarrollo y Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación. Dakar. Senegal

1. África un continente en cambio

De las independencias a hoy África ha conocido evoluciones importantes marcadas básicamente por un acceso cada vez más importante de africanos y africanas a los servicios básicos como educación, salud, agua potable, empleo remunerados, etc.
Sin embargo, esta evolución positiva no ha afectado más que a una ínfima parte de las poblaciones africanas y no ha producido resultados importantes que permitan al continente salir definitivamente del subdesarrollo y del mal desarrollo. Por el contrario, África ha perdido terreno en estos 20 últimos años. Los años 80 han sido considerados como un decenio perdido para el continente y el de los años 90 ha sido el del empobrecimiento creciente y el de todo tipo de crisis. Crisis de desarrollo, crisis de endeudamiento, crisis social y política, crisis cultural, crisis de identidad que han supuesto y continuan suponiendo numerosos trastornos.
Así, sin abordar todos los aspectos de la situación del continente, se puede señalar que África conoce diversas mutaciones que pueden reconocerse al nivel de:

- la unidad familiar

- las relaciones en la ciudad y el campo

- paso de una economía de subsistencia a una economía dominada por el mercado

- posibilidades de acceso a la información y a los conocimientos, gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación

Las mujeres, que constituyen más del 51% (las menores de 20 representan el 57%) de la población se hallan en el centro de estos cambios, debido a su peso demográfico, económico, su función de reproducción, etc. Pero paradójicamente los cambios señalados en África han afectado poco a su estatus.
En el terreno de la educación, el 56% de niñas en edad escolar acceden a las escuelas mientras que más del 60% de las mujeres mayores de 15 años son analfabetas.
En cuanto a la salud, tan sólo el 12% de mujeres tienen acceso y utilizan los medios de contracepción modernos. Se da la enorme cifra de 510 muertes por cada 100.000 nacimientos, lo que significa que una mujer puede nacer, vivir y morir sin haber estado nunca en contacto con un médico, ni siquiera con una comadrona.
En el plano sociocultural, la situación apenas es mejor. Si desde el punto de vista formal la mayoría de Estados reconocen los derechos de las mujeres y aceptan los principios de igualdad y de justicia, en la práctica las mujeres se enfrentan diariamente a la exclusión, a las discriminaciones sexistas, a violencias de todo tipo, han de soportar en nombre de las tradiciones y de la religión prácticas que les hieren y humillan. Entre estas prácticas cabe citar la excisión, que alcanza al 20% de mujeres en África, la poligamia, muy extendida en los países de religión musulmana pero que se practica cada vez más por los cristianos.
Se puede decir que en África las mujeres han sacado poco provecho del progreso de la sociedad y que lo que continua caracterizándolas es la pobreza, la opresión, la marginación y la explotación.
Frente a esta situación las mujeres no han permanecido inactivas. Se han movilizado individual y colectivamente para denunciar su estatus desarrollando formas de resistencia. De maneras diversas las mujeres han cuestionado, desde la época colonial, su explotación y opresión y han desarrollado diversas corrientes de pensamiento que van desde reformas al feminismo revolucionario.

2. Lugar de la mujer en la organización social

La sociedad africana está fuertemente jerarquizada. Cada individuo tiene un estatus que determina su lugar. La autoridad se construye en torno al poder del “pater familias”. La mujer es considerada como una categoría inferior y depende de la autoridad del padre, del marido o del hijo mayor, segun las diferentes etapas de su vida. Esta situación de dependencia se debe al hecho de que no se reconoce la personalidad propia de la mujer y es la sociedad la que organiza el control sobre la mujer, sobre su fecundidad, sin movilidad. Es considerada como una fuerza de trabajo al servicio del “pater familias”. Tiene a su cargo la reproducción social de la unidad familiar, gestiona la economía doméstica y asegura la educación de los niños, a menudo en contextos de indigencia y ausencia casi absoluta de servicios de base como el acceso al agua potable, la disponibilidad de máquinas para la transformación de los productos alimenticios, el acceso a la atención sanitaria…
La mujer es considerada, además, como la guardiana de las tradiciones seculares que han fundado, justificado y mantenido a lo largo de los años, incluso de siglos, los prejuicios socioculturales y religiosos que perpetúan su opresión ideológica.
Debido a la interiorización de esta cultura, de estas tradiciones, las mujeres aseguran también la reproducción del sistema ideológico de dominación patriarcal. Su alienación hace que acepte su estatus y considere como normal su infantilización, las prácticas discriminatorias y opresivas tales como el matrimonio forzado, la poligamia, la falta total de control sobre su cuerpo, las numerosas y continuadas maternidades, la agresión a su cuerpo para “agradar”, con la práctica de la depigmentación artificial de la piel, las prácticas de viudedad, su exclusión de las instancias de toma de decisiones, su sumisión legendaria a los hombres y su propensión a ser un objeto sexual.
Sin ningun reconocimiento social, la mujer sigue siendo considerada como un niño y de hecho es puesta bajo una autoridad, sea paterna o marital. En caso de muerte de una mujer divorciada o de una viuda, hay que “celebrar simbólicamente su boda”, esto es, encontrarle un hombre antes de poder enterrarla. Es decir que en la representación ideológica y social, la mujer sigue siendo un ser inferior, de forma que una mujer sola no puede ser acogida por Dios. Un mujer no tiene inteligencia y no puede, por ello, asumir responsabilidades públicas, tomar la palabra en público. Su poder, si existe, se sitúa exclusivamente en el dormitorio, en la almohada, el poder de las alcobas.

3. Modernidad y cambio en África y estatus de la mujer

Factores de cambio

La colonización introdujo una cierta modernidad a través de:

- La escuela, al principio frecuentada por los chicos y luego, progresivamente, por las chicas que acceden al conocimiento y al mercado de trabajo.

- Una economía de mercado basada en la explotación de materias primas agrícolas y minerales (cacahuete, algodón, café, cacao, hierro, uranio, etc.)

- La urbanización con una diversificación de actividades: servicios, comercio, industria, etc.

- El desarrollo de la red de transporte que ha favorecido la movilidad de personas, incluidas las mujeres, que ahora pueden abandonar el medio rural, el campo por la ciudad, comerciar y emigrar.

- La vida política moderna y la adopción del sufragio universal, en particular el reconocimiento del derecho de voto para las mujeres a partir de 1946 en la mayoría de países africanos, ponen a las mujeres en el escenario político.

Más recientemente, en los años 90, son las mujeres y los jóvenes quienes han encabezado la lucha contra la dictadura militar en Mali. En todas partes han sido decisivas en los procesos de democratización en África (Benin, Costa de Mardil, Togo, Congo, etc.) pero han conseguido pocos puestos de responsabilidad en las instancias encargadas de conducir los cambios introducidos tras las luchas.

Cambios inducidos

- La formación de una élite femenina por la escolarización

- El acceso a algunos niveles de responsabilidad en la educación, la sanidad, la administración tales como educadoras, enfermeras, comadronas y secretarias.

- Tienen peso electoral (51-52% del electorado) y dado que constituyen la categoría social más movilizada en política juegan un papel determinante en la animación y la vida de los partidos políticos

Límites de estos cambios

Mas de la mitad de la población femenina no tiene acceso a la instrucción. Para las que han tenido posibilidad de frecuentar las escuelas, tan sólo el 1% accede a la universidad. De ahí que la mayoría de las mujeres son analfabetas, lo que contribuye a fragilizarlas, marginalizarlas, volverlas manipulables.
La enseñanza es un barniz. No ha cambiado, ni cuestionado el sistema patriarcal, el sistema de opresión y los usos, costumbres y tradiciones que estructuran el estatu inferior de las mujeres. Las funciones asumidas por las mujeres son funciones subalternas pese a sus cualificaciones. El 40% de las mujeres están en paro, mientras que la tasa media es del 24%. El control social de la mujer y de su fecundidad continúa siendo un pilar de la estabilidad social.
Pese al peso electoral de las mujeres no tienen mas que un débil acceso a las instancias de decisión. Su representación es, sobre todo, una coartada. Cuando forman parte de los gobiernos ocupan puestos que son prolongación de su papel social, y en los parlamentos se encuentran generalmente en las comisiones sociales.
El dinamismo del movimiento asociativo femenino organizado en torno al crédito de la sanidad, la educación y el desarrollo comunitario no asume la necesidad del cambio de estatus de las mujeres, de la redefinición de nuevas relaciones entre hombres y mujeres en la sociedad.

4. Alternativa feminista en África

Cuatro factores han contribuido a la elaboración de esta alternativa:

  1. La emergencia y el desarrollo de multitud de organizaciones, asociaciones de mujeres, profesionales, sindicales, caritativas, comunitarias, culturales para responder a las necesidades específicas de las mujeres.
  2. La critica de la corriente reformista dominante en las organizaciones y asociaciones de mujeres
  3. La emergencia de una élite femenina en el seno de los movimientos de izquierda
  4. El compromiso político de esta élite y su deseo de asumir su parte de responsabilidad en la movilización de las mujeres, su autonomía, su liberación.

Esta situación ha dado como resultado una nueva posición de la cuestión de las mujeres en relación por una parte con la problemática del desarrollo y, por otra, con la de la liberación de las mujeres.
Dos posiciones destacan en esta cuestión. La vía reformista y la vía feminista y revolucionaria. Segun la vía reformista la cuestión de las mujeres y la de su opresión debe subordinarse a la resolución de la contradicción principal, o dicho de otro modo, hay que privilegiar el triunfo de la revolución o la evolución del conjunto de la sociedad para disponer de condiciones favorables. Por el contrario, para la vía feminista los progresos en el reconocimiento de la especificidad femenina vienen siempre como producto de una tensión nacida de la movilización de las mujeres y la toma en consideración específica de sus demandas, de sus problemas, que aquello que les es específico. De ahí la necesidad de un camino particular en el terreno político, ideológico y organizativo para luchar contra la opresión de las mujeres y conseguir de esta manera las transformaciones estructurales necesarias en los terrenos económico, social, cultural y político.
En esta óptica se inscribe la experiencia de Yéewu Yewwi Por la Liberación de las Mujeres, la primera organización feminista creada en 1979 en Senegal. Se trata de una iniciativa de un núcleo de militantes de vanguardia que puso en pie un movimiento autónomo junto a las formaciones políticas de izquierda. Su objetivo principal era el cuestionamiento de los mecanismos ideológicos y culturales de la opresión de las mujeres. YY trataba de ser un movimiento de suversión; suversión de las relaciones desiguales entre mujeres y hombres, en la unidad familiar, en los lugares de trabajo, en los centros de poder, en la sociedad en general.
Medios de lucha: conferencias, debates, manifestaciones culturales y movilizaciones sociales, publicaciones, lobbies, etc…
La filosofía del movimiento ha sido la búsqueda de un camino hecho de rupturas en la concepción de la problemática de la mujer. Rupturas y denuncia de la concepción de la mujer como coartada. Ruptura y denuncia de las modalidades de inserción de las mujeres en la sociedad. Ruptura en el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Ruptura en el reconocimiento de la personalidad de las mujeres, de su autonomía y de sus capacidades.
La variedad de acciones desarrolladas y el camino nuevo y radical emprendido le supuso al movimiento la reacción de hostilidad por parte de las fuerzas religiosas, de los movimientos políticos clásicos y de algunas mujeres y organizaciones de mujeres que se sentían amenazadas, cuestionadas o querían una evolución tranquila que, al tiempo que otorgara a las mujeres algunas ventajas, mantuviera intactos los privilegios y la autoridad de los hombres.

¿Cuáles han sido los logros del movimiento feminista?

  1. Aceptación del feminismo como teoría y práctica de la liberación de las mujeres
  2. Despertar las conciencias sobre la especificidad de las mujeres, incluido en los movimientos de izquierda
  3. Aceptación de la autonomía de las mujeres en el terreno organizativo y de desarrollo de un discurso propio
  4. Presión sobre los que deciden para aceptar la necesidad del cambio en el estatus de las mujeres.

Así, progresivamente, los gobiernos y las opiniones públicas aceptan que han darse progresos significativos en ese terreno.
Sin embargo el contexto económico, social y cultural, con la exacerbación de las crisis, no permitirá al movimiento feminista mantener en el tiempo una fuerte movilización. El descenso de esta movilización ha permitido a las corrientes reformistas abanderar la causa de las mujeres y aparecer en la opinión pública. Este corriente reformista es muy sensible a las nuevas oportunidades abiertas por el discurso feminista en términos de ampliación del acceso de las mujeres a las posiciones institucionales (gobierno, parlamento, Consejo de Estado…) y de hacer de la cuestión de las mujeres un fondo de comercio para captar dinero, ganar posiciones profesionales, acceder a puestos de responsabilidad, etc, invertir las prioridades de las mujeres, confiscar la palabra de las mujeres.

Conclusiones

Nuevos desafíos del movimiento feminista y de las personas sinceramente comprometidas en la lucha de liberación de las mujeres.
Oponerse al oportunismo de algunos movimientos o personas que se reclaman de la causa de las mujeres y que buscan tan sólo sacar provecho propio.
Hacer de las cuestiones ideológicas y culturales un elemento fundamental de todas las acciones dirigidas a conseguir un cambio en profundidad del estatus de las mujeres y la instauración de nuevas relaciones entre mujeres y hombres en la sociedad.
Encontrar nuevas vías para reforzar la información, la movilización de las mujeres y la organización de potentes organizaciones de base para la defensa y ampliación de las conquistas de la liberación de las mujeres. En esta óptica se inscribe la iniciativa ALTERCOM que trata de despuntar una nueva conciencia de las mujeres y ampliar el campo de sus compromisos en la sociedad.

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