¿Y esto cómo se arregla? Propuestas para la mejora de la cobertura informativa de la inmigración.

Xavier Giró. Ponencia pronunciada en las jornadas sobre inmigración y medios celebrada dentro del Festival Cines del Sur, Granada, junio de 2007.

Las ponencias que me han precedido, así como un gran número de estudios y jornadas de debate en múltiples foros, han puesto en evidencia que la imagen de la inmigración que transmiten los medios de comunicación de masas –me refiero especialmente a los informativos-- tiene serios problemas. Mi propósito es dar un paso más, no en la crítica sino en la exploración sobre qué podemos hacer para suplir esas deficiencias y si eso no es posible, al menos, amortiguarlas.

Las medidas que voy a proponer parten del trabajo de un grupo de reflexión sobre inmigración y medios en el que participe, patrocinado por la Fundació Bofill de Barcelona, que reunió a inmigrantes, periodistas, ong antiracistas y estudiosos de este campo compartido. De todas formas, la responsabilidad es aquí mía porque algunas propuestas la transmitiré tal cual, pero otras las discutiré y propondré algunas que el grupo desestimo.

Añadiré a las críticas expresadas entre ayer y hoy una síntesis de las conclusiones de una extensa investigación que el 'Observatori de la Cobertura de Conflictes' de la Universitat Autònoma de Barcelona realizó sobre el discurso acerca de diversos conflictos o temas relacionados con la inmigración aparecido en cuatro diarios ―El Periódico, La Vanguardia, El País y Avui― pertenecientes a lo que se entiende habitualmente como prensa de calidad.

Aunque algo lejano en el tiempo, el período estudiado, que va de octubre de 1999 a julio de 2002, es relevante porque en esa época se aprobó la legislación que aún hoy está en vigor, y también porque, aunque se han registrado avances, las flaquezas tienden a repetirse. Los asuntos que trató la prensa y cuya cobertura fue analizada son: los acontecimientos de El Ejido de 1999, el debate sobre la Ley de Extranjería, el accidente de Lorca, los encierros en las iglesias de Barcelona de 'sin papeles', las declaraciones de Marta Ferrusola y Heribert Barrera, las protestas contra la construcción de una mezquita en Premià de Mar (Barcelona), la cumbre de Sevilla de la Unión Europea, la delincuencia relacionada con la inmigración, la prostitución, la ablación y las pateras.

En 1999 no se podía decir que la inmigración fuese un tema nuevo para los medios, había conocimientos y, a la vista de un buen número de desaciertos, en algunas asociaciones de periodistas se había adoptado, siguiendo ejemplos europeos, un manual de estilo para el tratamiento de las minorías étnicas. He aquí las recomendaciones pioneras que en aquel momento de aprobaron: 1) No hay que incluir el grupo étnico, el color de la piel, el país de origen, la religión o la cultura si no es estrictamente necesario para la comprensión global de la noticia; 2) Es necesario evitar las generalidades, los maniqueísmos y la simplificación de las informaciones. Los residentes extranjeros no comunitarios son tan poco homogéneos como los autóctonos; 3) No deben potenciarse las informaciones negativas ni las sensacionalistas. Hay que evitar crear inútilmente conflictos y dramatizarlos. Hay que potenciar la búsqueda de noticias positivas; 4) Hay que conseguir la ecuanimidad en las fuentes de información. Es necesario contrastar las versiones institucionales. Hay que potenciar las propias de las minorías étnicas y tener especial cuidado en las informaciones referidas a los países de origen; 5) Hay que evitar colocar las piezas sobre inmigrantes junto informaciones sobre crímenes o delitos para que no se contaminen de connotaciones negativas y hay que tener cuidado en el uso del material gráfico; y 6) Los periodistas deben hacer los posible por contribuir a la construcción de una multi-interculturidad enriquecedora para todos.

Sobre la experiencia crece el conocimiento y los consejos del manual así expresados son, por supuesto, discutibles y matizables, pero partiendo de ambas constataciones pudimos plantear tres cuestiones: a) ¿Cubren los medios analizados la complejidad del fenómeno inmigratorio al ocuparse de los conflictos que cubren? Tal como se puede observar, partimos de la base que lógicamente los medios se ocupan de conflictos; b) ¿Respetan los medios las recomendaciones periodísticas para el tratamiento de las minorías étnicas?, y c) ¿Refuerza o debilita el discurso mediático a los postulados racistas, xenófobos o, de forma general, las ideas que justifican algún tipo de discriminación injusta?
Según los resultados del análisis de las líneas editoriales y las coberturas mencionadas se puede afirmar que:

  1. Los diarios se autopresentan como antiracistas y a menudo toman posiciones antiracistas y anti xenófobas ―aunque si se los compara, discrepan tanto sobre las calificaciones de los hechos o las declaraciones como sobre la estimación del grado de xenofobia existente―, tanto en los editoriales como en las informaciones.
  2. Se muestran favorables a la integración –aunque entiendan el término de formas distintas-- y critican ―en grados diferentes cada diario― que la administración no tenga políticas adecuadas y, en algunos casos, atacan la negación de los derechos civiles para los inmigrantes indocumentados.
  3. Las líneas editoriales de un par de diarios son bastante legalistas y nada favorables a los ‘indocumentados’, pero, en general esto no se percibe en las piezas informativas. Este asunto, en particular, es una muestra más de que no todos los medios se comportan de la misma forma ni tienen el mismo discurso sobre la inmigración, lo cual implica que las acusaciones genéricas contra medios corren un serio riesgo de error.
  4. La concepción utilitarista de la inmigración presente en los editoriales también está se encuentra implícitamente en algunas coberturas aunque en menor medida. Es decir, la bondad de la inmigración, según la opinión de los diarios, se basa en lo conveniente que resulta para la economía española o catalana ―según el caso― y para contrarrestar la baja natalidad de los autóctonos. Se trata de un argumento, como mínimo, peligroso porque pone la base ideológica para que a la menor recesión en el ciclo económico aparezcan propuestas a favor de retornar los y las inmigrantes a sus países de origen.
  5. Hay una coincidencia, en términos generales, de todas las líneas editoriales sobre la conveniencia de controlar la inmigración y esto proyecta ‘peligrosidad’ sobre ella.
  6. Reclaman un consenso sobre la política de inmigración, pero se plantea que debe encontrarse entre los partidos políticos de los países de acogida y, en el mejor de los casos, se ve como un consenso de la sociedad de acogida. Sin embargo, los inmigrantes no cuentan como un actor con quien también se debe consensuar. Esta línea argumentativa está más presente en los editoriales que en las informaciones.
  7. La voz de los inmigrantes tiende a quedar excluida (a veces substituida por ONG, por ejemplo) cuando el debate sobre inmigración se plantea en términos políticos y económicos. Esto pasa sobre todo en los editoriales y menos en las informaciones.
  8. En algunas coberturas ―sobre todo las relativas a la delincuencia y a la prostitución―, la voz de los o las inmigrantes no aparece prácticamente para nada, salvo en declaraciones victimizantes.
  9. Abundan los enfoques etnocéntricos, visibles en la frecuente distinción entre ‘nosotros' y 'ellos’ y en los criterios de valores usados especialmente en referencia a temas relacionados con las mujeres o la religión.
  10. Es frecuente encontrar contextualizaciones insuficientes de los conflictos en los que están inmersos los inmigrantes.
  11. Las posiciones, hechos o personas identificadas por los diarios como racistas, xenófobos o discriminatorios no son discutidas argumentativamente sino que son a menudo demonizadas.

En conjunto, los diarios muestran una atención considerable en el tratamiento tanto editorial como informativo del fenómeno de la inmigración. Despliegan un discurso que en líneas generales se muestra favorable a la integración y contrario al racismo y a la xenofobia, pero, tal como se ha apuntado, aún con un relevante número de insuficiencias, sobre todo en la medida en que algunas de ellas legitiman políticas insolidarias y discriminantes.

Las insuficiencias detectadas permiten identificar tres variantes discursivas dentro de los diarios que están claramente marcadas por la procedencia del material informativo:

  • la que trata de sucesos (agresiones xenófobas, enfrentamientos, etc.), delitos, crímenes, cuestiones judiciales y policiales, que pueden presentar como principales carencias las mencionadas en los puntos 8, 10 i 11; y que además suelen ser los casos en que aparecen datos étnicos sin necesidad;
  • la que gira en torno al debate político, sea o no institucional ― suele estar presente en las crónicas parlamentarias y también en las columnas de opinión― que puede presentar como principales carencias las aludidas a los puntos 2, 4, 5, 6, 7 i 11;
  • y la que aborda la inmigración desde la divulgación de estudios ―sociológicos, culturales o antropológicos, etc.―, que puede ser afectada por lo que hemos recogido en el punto 9, es decir, ser etnocéntricas y a veces paternalistas.

Así pues, identificadas las debilidades del discurso mediático sobre inmigración, pero también su origen discursivo, presentaré propuestas que tiendan a erradicar o al menos reducir lo que entendemos que son formas inadecuadas de tratar a la inmigración. Como se ha expuesto anteriormente recojo aquí el trabajo del grupo, que bajo los auspicios de la Fundació Bofill, debatió y presentó estrategias tanto discursivas como no discursivas y propuso asimismo una serie de medidas a corto plazo. Como se verá al describirlas, unas y otras van dirigidas a instancias diversas: gubernamentales, organizaciones periodísticas y de la inmigración, instituciones educativas y también a personas que desempeñan labores con relación con el asunto que nos ocupa.

Lo que hay

Tal como se ha visto, no partimos de cero. En algunas comunidades existen mecanismos e instrumentos que con ciertas competencias que son o deberían ser efectivos. Por ejemplo, el ‘Consell de la Informació de Catalunya’, es una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo el velar por el cumplimiento de los principios éticos antes aludidos. Ante él cualquier ciudadano puede presentar quejas contra los medios. La misma existencia del Manual de Estilo Periodístico para el tratamiento de las minorías étnicas debe ser un referente en la práctica de los medios y, por supuesto, en la formación de futuros informadores.

Por su parte, el ‘Consell de l’Audiovisual de Catalunya’, primo hermano del de Andalucía-- elaboró un conjunto de recomendaciones específicas sobre televisión y radio tanto para instituciones como para empresas mediáticas y para periodistas. Además, ha constituido en su seno, la Mesa para la Diversidad en el Audiovisual' formada por miembros de entidades, fundaciones, medios y administraciones que se preocupan por la mejora de la representación de la multiculturalidad en lo audiovisual (TV, radio, Internet).

En una escala menor, pero no por ello menos relevante, algunos medios tienen un comité de redacción cuyo objetivo es velar para que el trabajo periodístico se haga en condiciones apropiadas y se respete el código deontológico acordado en la misma empresa.

Algunos medios escritos disponen de un defensor del lector ante el que se pueden presentar reclamaciones, pero no hay constancia de una figura similar para radios o televisiones. Por otra parte, los diarios publican a veces cartas con quejas de los lectores.

En diversas universidades del estado y fuera de ellas hay grupos de investigación que trabajan en este campo y hacen llegar con más o menos fortuna sus hallazgos a los interesados. Grupos cívicos como SOS Racismo o las coordinadoras de colectivos de inmigrantes eventualmente hacen llegar también sus críticas a los medios.

Extender el conocimiento de la existencia y el uso de estos mecanismos e instrumentos aumentaría la fuerza de los vectores que contribuyen a mejorar el trabajo periodístico en general y con la inmigración en particular.

La elaboración de propuestas

La primera no es en sí misma una propuesta concreta sino una sugerencia sobre como elaborar propuestas. Cada entorno social y profesional tiene características específicas que nos llevan a pensar que si se trata de poner en práctica medidas que sean efectivas, es conveniente que sean aceptadas por los implicados en ellas. Así pues, la formación de un grupo interdisciplinario formado por personas inmigradas, periodistas y estudiosos de ambos terrenos puede ser un buen punto de partida.

Con el mismo espíritu pragmático, las propuestas que aporten los integrantes del grupo pueden ser evaluadas con los siguientes criterios: (1) en qué medida es necesario actuar sobre el problema detectado, (2) en qué medida la propuesta es adecuada a la insuficiencia manifestada, (3) es o no factible y (4) qué grado de efectividad se prevé que tendrá. En suma, el resultado puede ofrecer una valoración global de cada propuesta dentro de la escala: muy positiva, positiva, negativa y muy negativa. La mayoría de las medidas que se proponen fueron valoradas positivamente, pero me abstendré de más precisiones sobre cada una de ellas con el objetivo de que sean repensadas y valoradas en los entornos específicos en que se puedan discutir.

A continuación se presentan ideas relativas a nuevos mecanismos o sugerencias referentes a mecanismos existentes; propuestas para superar carencias generales, y otras para cada uno de los tres tipos específicos de variantes discursivas.

Mecanismos e instrumentos

  1. Constituir un think tank de expertos en inmigración para introducir en el debate público posiciones que vayan más allá de los límites de la ‘razonabilidad’ o del ‘sentido común’ reinantes. ¿Por qué? El discurso público sobre inmigración está circunscrito a ideas consideradas aceptables para la opinión pública y los partidos políticos mayoritarios. Por lo tanto, es necesario y adecuado difundir posiciones distintas a las defendidas por las instancias de poder y más si tenemos en cuenta que los grandes partidos aprobaron y aceptan el marco de la actual ley de extranjería altamente contestada desde la inmigración.
    Para asegurar la difusión de ideas alternativas, entre los miembros del think tank deberían figurar también expertos en imagen mediática y no sólo en inmigración. No es una propuesta fácil de llevar a cabo. En función de las diversas variables del entorno –personas predispuestas, grado de conciencia general, etc.-- y de los recursos al alcance, se verá como se puede coordinar y financiar el grupo y hasta donde puede llegar. 
  2. Hacer que los mecanismos de control y crítica de los medios que existan sean más conocidos entre el público y los mismos periodistas y que sean más efectivos. Tanto en la creación de los ‘CAC’ como de los comités de ética profesional subyacen ideas positivas, pero su eficiencia no es muy clara. Habría que estudiarla y eventualmente potenciarla.
    Sería conveniente que existiera un grupo que tuviese y mantuviese una visión de conjunto de todo lo que hay y se hace con relación a los medios y la inmigración. Con ello aumentaría la difusión de las buenas prácticas y se facilitarían sinergias. 
  3. Para subsanar las visiones tópicas, simplistas y cargadas de prejuicios sería conveniente crear un grupo intersectorial de divulgación periodística de estudios sobre inmigración (GIDI). Se hacen numerosos estudios sobre esta realidad, pero los resultados no llegan al gran público por motivos diversos. Dos de ellos son: no salen de los centros que los han elaborado o si salen llegan a los medios de forma poco interesante. Además, a veces, si son difundidos, se ven trivializados. El GIDI estaría en contacto con todos los grupos de investigación y les ayudaría a su explotación mediática. 
  4. Constituir un grupo de interacción entre periodismo e inmigración (y viceversa) porque ahora mismo no hay un diálogo permanente entre ambos sectores sobre sus fricciones y sobre las críticas recíprocas que continuamente aparecen. Este grupo podría experimentar la adecuación, la viabilidad y la efectividad de distintas formas de interacción entre analistas del discurso de los media y los/las periodistas.      O podría experimentar también la formación de equipos coyunturales compuestos por periodistas y analistas que ‘cubrirían’ juntos conflictos relacionados con la inmigración y debatirían sobre el terreno, en vivo, lo que estuviese pasando y cómo se cubre. De esta forma se podrían apuntar líneas de mejora y de comprensión mutua de los roles del periodista y de los efectos que tiene la cobertura sobre los acontecimientos.
    Los analistas acompañantes podrían ser alternativamente investigadores sobre el discurso de los media acerca de la inmigración o bien mediadores de conflictos. Éstos últimos aportarían una mirada muy cualificada sobre los efectos que el discurso mediático puede tener sobre el desarrollo del conflicto de que se ocupe.
    En cualquier caso, el grupo mixto, inmigrantes – periodistas podría sugerir otros estudios piloto que considere oportunos. Vale la pena anotar que el binomio que acaba de aparecer (inmigrantes - periodistas) –como algún otro anterior– no quiere implicar que los inmigrantes no puedan ser también periodistas o al revés si se quiere.
    Esta propuesta encuentra reticencias entre los periodistas porque las formas actuales de trabajar dificultan su eventual puesta en práctica. Puede resultar incómodo y requerir un tiempo adicional de atención del redactor que siempre es escaso. Aun así, en mi opinión, no se trata de obstáculos insalvables. Otras ocupaciones de los profesionales son incómodas y consumen tiempo, pero se llevan a cabo porque existe algún tipo de presión o una conciencia suficiente para ver su necesidad. 
  5. El manual de estilo periodístico para el tratamiento de las minorías étnicas debe ser puesto al día porque propone algunas medidas insuficientes o anticuadas. Por ejemplo, sin nombrar la procedencia étnica, a menudo basta con la fotografía o con el nombre de la persona implicada, para hacer evidente su origen. El buenismo que rezuma no ayuda a comprender la complejidad de la vida de la inmigración.   Sobre la formación de los periodistas 
  6. Elaborar fichas breves con análisis de coberturas particulares que ilustren críticas, consejos o recomendaciones, ofreciendo alternativas terminológicas, conceptuales, de ilustraciones o fotografías y, en general, discursivas. El equipo que las elabore debería enviarlas sistemática y dosificadamente a todos los periodistas que cobren inmigración y racismo. También se podría elaborar un glosario de términos no discriminatorios que fuese compendio de las fichas anteriores. Las fichas no deberían ser sólo recetas. Un aspecto fundamental estaría en los por qué. Una iniciativa combinada de la universidad y los colegios profesionales podría cubrir este campo. Y para consolidar ese trabajo de formación, un encuentro de los responsables de edición y de los libros de estilo de los medios no iría nada mal.
  7. Se hacen jornadas de debate, de formación, etc. y sin embargo los periodistas no asisten. Convendría establecer un acuerdo marco entre los responsables empresariales de los medios para que hubiese dos jornadas anuales, libres (no de asistencia obligatoria) y pagadas como días laborales, para que los periodistas que cubren inmigración (o minorías étnicas) puedan asistir. El acuerdo podría implicar a los gobiernos y a las universidades.
    De todas formas, en el caso de los grandes medios parece recomendable organizar cursos en las mismas redacciones. La formación es esencial, no obstante no se puede perder de vista que la falta de personal y la precariedad laboral no contribuyen a la mejora ni a la reflexión.
    Fundamentar adicionalmente la crítica 
  8. A menudo frente a las críticas, los y las redactoras contestan que tan sólo cuentan lo que ocurre y no son responsables de cómo el público descodifica sus textos. Se debería estudiar la recepción que la gente de la calle no inmigrante hace de coberturas particulares para ver si el discurso mediático refuerza, crea o debilita los estereotipos discriminatorios.
    De forma similar, se debería estudiar también la recepción que hace la gente de la calle inmigrada de coberturas particulares para ver en qué medida el discurso mediático es interiorizado como una agresión.
    De esa forma, la crítica estaría más fundamentada para, después de estudiar como se comprende lo que emiten los medios, discutir con más base con los periodistas.
    Sobre la composición de las redacciones 
  9. La potenciación de medios de comunicación de los colectivos inmigrados o de minorías étnicas puede contribuir a su integración o a su acomodación en la sociedad de llegada. Los planes municipales de integración podrían incluir medidas en este ámbito.
    Por otra parte, se incrementaría el flujo de información sobre inmigración en el conjunto de la sociedad y esto repercutiría en un aumento del mismo flujo en los grandes medios.
    Además, así se acelera la formación de periodistas procedentes de la inmigración o de las minorías étnicas que eventualmente pueden acabar incorporándose a los grandes media en cualquiera de sus secciones.
  10. Dadas las dificultades para acceder a estudios superiores por parte de los inmigrantes o de miembros de minorías étnicas, se propone reforzar su formación de manera informal con cursos en que se eliminen los impedimentos de acceso para extranjeros o personas sin titulación superior.
    En un sentido afín, se aconseja facilitar becas para estadías en grandes medios a periodistas de minorías o inmigrantes.                              Para la cobertura de sucesos, delincuencia y tribunales 
  11. Sobre los orígenes de la información. Las escuelas de policía y los gabinetes de prensa de los cuerpos de seguridad deberían incorporar en su formación la dimensión discursiva de los comunicados o declaraciones que facilitan.
    Aunque sería algo nuevo, parece viable establecer encuentros periódicos y regulares entre estudiosos, portavoces de la policía y miembros de los gabinetes en que se analice el discurso policial y, en general, de la administración en este campo.
    Por otra parte, sería muy interesante investigar como evoluciona el discurso, cual es su deriva desde la policía hasta que llega la audiencia. Las reticencias ya clásicas sobre la posibilidad de influir positivamente en los cuerpos policiales se deben contrastar continuamente en la práctica. En todo caso, se puede intentar y estudiar su efectividad.
    A una escala menor, se sugiere invitar a agentes de gabinetes de prensa y a portavoces a los encuentros conjuntos entre periodistas e inmigrantes. 
  12. Sobre el estadio intermedio. Se recomienda incrementar las piezas en profundidad y de divulgación de estudios sobre la delincuencia en general. En particular, los informes podrían deshacer los tópicos sobre la inmigración delincuente.
    La necesidad de evitar informaciones superficiales –grandes aliadas de los prejuicios y los estereotipos– empuja a pensar, aunque de casi imposible realización, que los ‘breves’ o ‘sueltos’ deberían desaparecer de las páginas de los periódicos.
    Frente a las informaciones negativas, en lugar de pasar al silencio, parece recomendable introducir piezas positivas que tengan un efecto rectificador sobre las secuelas de las negativas. Así se construye un cojín de conocimiento que ha de permitir al lector recibir informaciones negativas –también son parte de la realidad– sin que ello comporte la creación o reforzamiento de prejuicios racistas o xenófobos, por ejemplo. 
  13. La prensa gratuita, los medios locales y las TV privadas, tanto por su capacidad de influencia como por su tendencia a la simplificación y al alarmismo requieren acciones de investigación y presión social específicas contra la degradación de su discurso. 
  14. Sobre los receptores. La normalización de personajes inmigrantes en los relatos de ficción (por ejemplo, en telenovelas y en teleseries) contribuye a crear un poso cognitivo tanto para desmontar estereotipos existentes como para evitar el refuerzo o la creación de otros nuevos que se puedan derivar de la información emitida por los media. De todas formas, los cambios en la ficción si no van parejos a cambios en la sociedad, caerán en saco roto.
    En sintonía con la idea de estimular la formación crítica de los receptores se pueden organizar cursos y charlas en los centros sociales de barrio. Para nada se trata de cursos específicos sobre la ‘imagen de la inmigración’, sino de incluir este tema dentro de la educación crítica sobre el discurso de los medios.                                                                                                                                                                        Sobre el origen del discurso político 
  15. Tal como se ha apuntado más arriba, es necesario dar salida a posiciones situadas fuera de la ‘razonabilidad - racionalidad’ del discurso mayoritario, propuestas que rechazen el sentido común instalado ( ‘el control es necesario’, ‘nosotros primero’, ‘el drama de les pateras es inevitable’, etc.). Ese discurso diferente existe, hace falta pulirlo y dotarlo de interés mediático. Es necesaria una cierta voluntad política de los responsables de los medios para otorgarle un espacio. La creación de un grupo de divulgación mediática sobre la inmigración –una propuesta antes mencionada– a medio camino entre el think tank y un observatorio podría agilizar esta tarea.
    En particular, hay que extender la temática de la inmigración más allá de la utilidad y los problemas –que indudablemente los hay– a campos como la ciudadanía, el voto, los derechos humanos, sociales y políticos, así como resaltar en la medida que sea pertinente que una parte de la población inmigrada no procede de países pobres, sino colonizados y empobrecidos. Si los periodistas recibiesen información fiable en este sentido de parte del grupo de divulgación habríamos recorrido ya un buen trecho.
    Retomar continuamente las causas de la inmigración como tema informativo comporta llevar al primer plano el ‘por qué’, ese elemento que habitualmente, en la pirámide invertida periodística, si aparece, queda por detrás de ‘quién’, ‘qué’, ‘cuando’, ‘dónde’ y ‘cómo’. 
  16. Formar portavoces de asociaciones de inmigrantes sobre comunicación periodística puede facilitar que su voz se haga algo más que un hueco en los medios. La Mesa por la diversidad del Audiovisual de Catalunya ha elaborado un manual sobre relaciones con la prensa para representantes de colectivos de la inmigración.                                                                                                                                                Sobre el estadio intermedio: la redacción 
  17. Hacer llegar críticas oportunas, sistemáticas y dosificadas puede tener efectos más bien a largo plazo porque tanto el ‘ego’ periodístico como la dinámica productivista de las redacciones levantan dudas sobre su efectividad inmediata. Los periodistas sensibilizados pueden recibirlas positivamente, no así los que las encajen como ataques. Algunas organizaciones –SOS Racismo– envían críticas, pero no hay constancia de su utilidad. 
  18. No basta, claro está, con formar portavoces si no se les da oportunidades. Debería haber una actuación sistemática sobre programas de debate (TV y Radio), tanto en la elección de quien toma parte como sobre los temas que se abordan. Quizás el grupo de divulgación que antes hemos sugerido podría asumir esta tarea.                                                                                                                                                         Sobre informaciones con perspectiva social, cultural o antropológica 
  19. Se requiere un trabajo específico para hacer llegar a los medios estudios serios sobre inmigración y minorías étnicas. Además, otros estudios aparentemente no ligados a la inmigración tienen que ver con ella, por ejemplo, aquellos que tratan de las deslocalizaciones. A menudo, si no tienen más presencia pública es porque necesitan una preparación para ser atractivos para los medios. Un grupo de divulgación interdisciplinar podría también hacer suya esta función. 
  20. La imagen del Sur está presa entre el infierno de la guerra y la miseria y el paraíso turístico-antropológico. Esta imagen se proyecta inevitablemente sobre las personas que proceden de esos países. También la imagen antropológica, las fotografías y el vídeo forman parte del discurso sobre la inmigración. Hay que hacer un esfuerzo específico para dar visiones más realistas de los países de origen. 
  21. Visibilizar, recentrar o reenfocar las similitudes entre las personas inmigradas y las autóctonas es una recomendación temática orientada a compensar el énfasis en las diferencias, una lógica tendencialmente más periodística. Por ejemplo, abordando la cuestión de si las mujeres son víctimas de sus culturas particulares y religiones o de las características patriarcales de la mayoría de las culturas.
    También se trata de visibilizar a las personas en singular y no tanto como miembros de colectivos. Los proyectos migratorios pueden ser muy distintos para personas con un mismo lugar de procedencia.
    Hay que aprovechar que a través de las mujeres se perciben muchas diferencias para también mostrar que a través de ellas se pueden ver las similitudes. 
  22. Es delicado, necesario y urgente evitar la doble victimización de las mujeres que ya han sido víctimas una vez. Revivir el dolor es una experiencia evitable, tanto como desposeer a la víctima de su condición plena de persona y reducirla a la de víctima. Hay que combatir la lógica simplista y periodística que excusa implícitamente la revictimización con la necesidad de explicar “lo que ha pasado” (que en realidad quiere decir explicar ‘lo que se ve’ o ‘te explican’). Hay que concretar más cómo hacerlo, pero si empezamos por darnos cuenta de su urgencia algo habremos avanzado. Es delicado, necesario y urgente evitar la doble victimización de las mujeres que ya han sido víctimas una vez. Revivir el dolor es una experiencia evitable, tanto como desposeer a la víctima de su condición plena de persona y reducirla a la de víctima. Hay que combatir la lógica simplista y periodística que excusa implícitamente la revictimización con la necesidad de explicar “lo que ha pasado” (que en realidad quiere decir explicar ‘lo que se ve’ o ‘te explican’). Hay que concretar más cómo hacerlo, pero si empezamos por darnos cuenta de su urgencia algo habremos avanzado.
    Las propuestas presentadas, por supuesto, y aun más dado su diverso grado de concreción, no pretenden ser ni de aplicación inmediata ni universal. Fueron generadas en un momento determinado –2005-2006– en un entorno –Catalunya– y consecuentemente sólo desean sugerir o inspirar en lo posible a otros y otras en la búsqueda de salidas a sus preocupaciones sobre un futuro que necesariamente debe ser común en la igualdad.

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