Vivimos en una sociedad caracterizada por la convivencia de personas de procedencias culturales, sociales o étnicas diversas. Los medios de comunicación son referencia fundamental, y a menudo única, en la creación del imaginario colectivo sobre los procesos de inmigración y convivencia social y remiten con excesiva frecuencia a contenidos que vinculan diversidad con conflicto, violencia o criminalidad. Al mismo tiempo, se recurre a una (re)presentación de la inmigración y minorías étnicas como meros objetos informativos pasivos, sin voz. La agenda de la diversidad quiere hacer visible esta realidad promoviendo el protagonismo de unas minorías con voz y que se sientan representadas como parte de los medios y de la propia sociedad, es decir, promoviendo la participación social y mediática de personas y colectivos diversos.