Las Trabajadoras del Hogar, nos unimos a la huelga del 8 de marzo

Publicada 27 de Febrero de 2019 20:07

Fuente: Trabajadoras del Hogar. SOS Racismo

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Fotografía. Joseba Bontigui

Tríptico (castellano)

Tríptico (euskera)

El Día Internacional de las mujeres es para nuestro grupo un día importante. Importante como cuidadoras. Importante como mujeres. Importante como migrantes. Es un día para manifestarse contra las injusticias que seguimos sufriendo las mujeres inmigrantes ocupadas en el sector doméstico y el cuidado de las personas dependientes.

En primer lugar, contra la discriminación inadmisible que supone dejar que los hombres se sigan desocupando en gran parte del trabajo ‘reproductivo’.

En segundo lugar, contra la poca consideración que tiene en general el trabajo doméstico y los cuidados, tanto social como económicamente hablando. Somos los mil brazos sin rostro que solucionan las necesidades de cuidado de miles de familias. Somos “la chica”, somos “esta”. Tenemos un nombre y una historia y queremos que se sepa.

Ese menosprecio se refleja hasta en el propio Derecho Laboral que, en principio, debería garantizar los derechos de todas las personas trabajadoras por igual. La regulación específica del servicio al hogar familiar, sin embargo, declara legal la aplicación del bajo salario mínimo a cualquier actividad realizada en el ámbito doméstico. Según la misma, también es legal extender la jornada laboral de las trabajadoras domésticas hasta 60 horas semanales o extinguir su contrato en cualquier momento, sin motivo alguno y con una indemnización ridícula de 12 días por año trabajado (comparando con los 33 días por despido improcedente en los demás sectores).

En cuanto al derecho a la Seguridad Social, la situación no es menos discriminatoria. Las trabajadoras domésticas no tenemos derecho a paro, las bases para calcular nuestras prestaciones son artificialmente bajas, y nuestro derecho a la seguridad y la salud laboral carece por completo de desarrollo en la normativa.

Para colmo, las instituciones que deberían vigilar el cumplimiento de la ley y castigar las infracciones y abusos en el ámbito laboral –principalmente la inspección de trabajo y de la seguridad social- fallan estrepitosamente en lo que tiene que ver con el empleo doméstico, justificando su pasividad o ineficacia con el principio de la ‘inviolabilidad del domicilio’, aparentemente más importante que la ‘inviolabilidad’ de los derechos de las personas que trabajamos ‘ahí dentro’.

Finalmente, las leyes migratorias generan situaciones de vulnerabilidad y de explotación laboral al imponer sistemáticamente trabas innecesarias que impiden una ‘regularización’ (rápida) de nuestra situación administrativa. Dichas leyes refuerzan al mismo tiempo actitudes xenófobas y racistas dirigidas contra nosotras.

La ‘crisis’ de los cuidados que afecta a las sociedades ‘avanzadas’ - supuestamente más ‘igualitarias’ - la ‘solucionamos’ de momento las mujeres inmigrantes, particularmente las ‘internas’. Para nosotras no existe ‘igualdad’ ni ‘conciliación entre la vida familiar y el trabajo’ sino todo lo contrario: condiciones de trabajo injustas, aislamiento social y exposición a todo tipo de abusos.

Basta ya de tanto hablar de ‘derechos humanos’, de ‘falsa igualdad’ y de ‘desarrollo’. Estamos hartas de discursos llenos de hipocresía que justifican lo injustificable: la ‘servidumbre’ de miles y miles de mujeres en nombre de los ‘intereses’ del Estado patriarcal. Exigimos que la sociedad vasca y en particular las personas e instituciones con responsabilidad política se involucren ya y plenamente en la mejora de nuestra situación laboral y social, previniendo o combatiendo toda discriminación que sufrimos como mujer, inmigrante y trabajadora doméstica.

Por estas razones y por muchas otras, las Trabajadoras del Hogar, nos unimos a la huelga y a las movilizaciones del 8 de marzo. Como mujeres, como migrantes, como trabajadoras.

Y reivindicamos con carácter urgente y prioritario:

❖ Una jornada máxima efectiva de 40 horas.

❖ Un salario de acuerdo con las tareas realizadas.

❖ Una indemnización por cese, al igual que en el resto de los sectores.

❖ Una respuesta inmediata y eficaz de la Inspección de Trabajo ante las denuncias de abusos de cualquier clase.

❖ El establecimiento de condiciones concretas de salud y seguridad laboral en el sector.

❖ La prestación por desempleo.

❖ Una cotización por los verdaderos salarios.

❖ Unas pensiones ‘dignas’.

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